El arquitecto Rubén Tomasov vive
actualmente en Barcelona, España.
Fecha de ingreso a la FAU: 1947
Fecha de egreso de la FAU: 1952
Yo alumno – Yo arquitecto.
Juan Molina y Vedia (JMV): Rubén, te pido que pienses en los años previos a tu transformación en estudiante de arquitectura primero y en arquitecto después.
Una metamorfosis que no es la de Kafka pero nos interesa para
dejar registro de la memoria de nuestra facultad.
Si podés, sin apuro, andá contando tu experiencia, nos va a
interesar mucho.
Sandra te habrá contado que estamos preparando en libro con los
diez años de expos y entrevistas que hicimos.
Contános como estás.
un abrazo. Juan
Rubén
Tomasov (RT): Me pides que
relate mi metamorfosis; pienso que no ha sido una sino tres y puede
que cuatro.
La
primera ocurrió al decidir transformarme en estudiante de arquitectura, ¿Qué la
motivó? No tengo idea o no lo recuerdo.
En
todo caso, siendo alumno del último año del secundario me matriculé en el curso
de ingreso a la facultad de arquitectura que seguí aún siendo estudiante
de secundaria (qué fuerza tenía entonces: colegio por la tarde, curso de
ingreso por la mañana, más curso de inglés en algún momento libre!).
Ya
avanzado el curso de ingreso ocurrió mi segunda metamorfosis
provocada por una duda fundamental: no estaba seguro de haber elegido la
carrera que me convenía. Mis amigos, compañeros de la secundaria, algunos de
ellos también compañeros del curso de ingreso, me convencieron que
debía seguir arquitectura basados en mi "talento" como dibujante.
Y
seguí, pese a que las dudas asomaban de tanto en tanto. Pero las clases de
dibujo técnico (no recuerdo con quién) y las de dibujo a mano alzada, con
Gigli, fueron capaces de mantener un entusiasmo suficientemente fuerte como
para seguir adelante. El Vignola fue algo fascinante, especialmente la
reproducción de los órdenes Jónico, con sus volutas, y Corintio tan difíciles
de dibujar.
Fue
un paseo por el "Tratado de los cinco órdenes de la
Arquitectura" comenzando por el orden Dórico (sin duda el más fácil y el
que nos enseñó que los fustes de las columnas tenían gálibo, no había una sola
línea recta) y terminando con el orden compuesto, del cual no me queda ni un
recuerdo.
Recuerdo
bien los esfuerzos aplicados a reproducir los órdenes de Vignola, que debíamos
dibujar en papel Whatman de 50X70 adherido al tablero por el
"gallego" Suárez, el espacio en el que trabajábamos, rodeados por
bustos de yeso que nos vigilaban desde un balcón a media altura de la sala del
primer piso del viejo edificio de la facultad, en la calle Perú 294, parte del
complejo de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
No
recuerdo, fuera de Mariscotti en Arquitectura, de Gigli en Dibujo y del
"gordo" Ottonello en Matemáticas, qué profesores dictaban los otros
cursos y creo que esos recuerdos los han borrado los recuerdos de los cursos
preferidos, los de Arquitectura y los de Dibujo.
La
historia sigue a través de los cursos una vez ingresado; de todos ellos, los
más importantes para mí fueron los de Arquitectura (o de Diseño, como se los
llamó después). El primer año, Introducción a la Arquitectura (¿o
sería Arquitectura I?), con González Pondal y Mariscotti fue una
especie de repetición de lo hecho en el curso de ingreso con la diferencia
fundamental de que nos estaba terminantemente prohibido innovar y crear,
mientras que en el curso de ingreso se nos preparaba para lo que seguiría. El
fin del primer año nos dio la posibilidad de "crear" o diseñar algo,
aunque restringidos ya que debíamos ceñirnos a alguno de los órdenes del
Vignola. De más está decir que ya mediado el primer año nos sentíamos
enjaulados. Ya habíamos sabido de la existencia de Corbu y de los pioneros de
la arquitectura moderna.
Creo
que durante el tercer año, aparece un profesor adjunto en Arquitectura
(sabíamos que de los titulares no podíamos esperar nada) que nos hizo pensar en
la arquitectura como en algo moldeable basado en parámetros discernibles: Alfredo
Casares.
Algún
tiempo antes, un primo arquitecto me había recomendado que comprara el
"Arte de Proyectar en Arquitectura", de Neufert, libro que según él
debía transformarse en mi libro de cabecera, pero el Neufert me resultó
aburridísimo y lo cambié en la librería El Ateneo por el segundo tomo de las
obras completas de Le Corbusier. Éste sí se transformó en mi libro de
cabecera. De a poco fui comprando otros tomos así como libros de Alvar Aalto y
otros semejantes.
Luego
vinieron años más interesantes y productivos durante los cuales pudimos
desarrollar ideas arquitectónicas y darles forma. Aprendimos Sombras
y Perspectiva, con Dodds y los "apuntes" de Billorou, materias
técnicas como Instalaciones Complementarias, Especificación y Dirección de
Obras, Estabilidad de las Construcciones (Guttero, Curcio), Composición
Decorativa (Breyer), Teoría de la Arquitectura ("Queso Fresco" De
Lorenzi), Historia de la Arquitectura (Buschiazzo, y el Pevsner, un
descubrimiento no generado por el titular sino por uno de sus adjuntos cuyo
nombre se resiste a que lo recuerde), Instalaciones Termomecánicas (pomposo
título para un curso en el que más que todo se nos enseñaba a dibujar sobre
tela), e Introducción al Urbanismo (la facultad no fue FAU creo que hasta mi
último o penúltimo año) contando entre los adjuntos con Odilia Suárez y su
"novio", el "Limpio" Eduardo Sarrailh; gracias a ellos dos
realmente “diseñamos" en Urbanismo (Creo que fue Gropius quien dijo que el
proceso de diseñar una silla, una obra de arquitectura o una ciudad es el
mismo).
En
total, fue una experiencia fenomenal, comenzada con el descubrimiento del
tiralíneas y llegando al "Caran d'Ache", la
"Tintenkuli", y el "Graphos" que usábamos profusamente en
nuestras entregas.
Y
así, para hacerla corta, llegué a terminar la carrera y recibirme de
arquitecto. A partir de este momento, la historia cambia de forma dramática.
En
primer lugar, apenas recibido me fui a USA; el clima político y sus
concomitantes bajo el proto-peronismo me resultaban intolerables. Allí estuve 4
años, nació mi primera hija y aprendí a construir y a hacer que lo que se
dibuja pueda ser construido.
De
vuelta en Buenos Aires se produce la tercera metamorfosis: el
ejercicio profesional no me resultó fácil; la Facultad no me había enseñado a
ser lo que no era; es decir, a ser un arquitecto y un empresario, a tener
capacidad para todo aquello que no sea específicamente
"arquitectura", que fue todo lo aprendido.
De
todas maneras, di los pasos necesarios para convertirme en un real arquitecto
como corresponde: inscripción en el Consejo Profesional de Arquitectura de la
Capital Federal, en la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, etc.
Con
Oscar Molinos y Carlos Colombo hicimos una obra en San Martín (Molinos había hecho
el proyecto antes de que yo volviera de mi primer viaje a USA) que casi en el
momento de ser terminada y poder entregársela al propietario —un milico—
debimos dejar inconclusa porque el milico se cabreó con Molinos por alguna
razón que se me escapa.
Participamos
en algún concurso, hicimos perspectivas a todo color para otros arquitectos,
más exitosos que nosotros en la profesión, y poco más fuera de ver lo que
pintaba Bobby Aizenberg en la habitación contigua y después su sucesor,
Julio Silva (mucho más tarde en París fue el ilustrador de "La vuelta al
día, en ochenta mundos" de Cortázar).
Creo
que algo hemos hecho o intentado hacer con el "Mono" Vivanco
mas no recuerdo qué pudo haber sido. De todas maneras, es seguro que no llegó a
concretarse.
En
algún momento cerramos el estudio y disolvimos esa "sociedad" carente
de capital accionario y de contabilidad por ser innecesaria.
Gracias
a amistades forjadas desde los tiempos de estudiante, como las que tuve con
Carlos Méndez Mosquera, con Alberto Le Pera, con Alfredo Ibarlucía, me
transformé en profesor adjunto y en jefe de trabajos prácticos en los
talleres de Arquitectura, y de Visión en una facultad drásticamente distinta de
la que conocí como estudiante: la FAU (ya Facultad de Arquitectura y Urbanismo),
no sólo por el nombre y la cantidad de alumnos sino por los edificios donde se
enseñaba. Siendo alumno del último año de la facultad fui ayudante en el taller
de Arquitectura II (a cargo de no recuerdo quién — ¿Domínguez? — y
Gurevich) donde tuve la suerte de contar con dos alumnos inquietos y
preguntones: Jujo Solsona y Eduardo Bell. Enseñar fue también un aprendizaje
pues lo hice a intuición pura. Eso fue todo lo que tenía para ser
adjunto. Y me ayudó a parar la olla.
Como todo tiene un fin, esta experiencia finalizó con la "Noche de los
Bastones Largos" así como se acabaron cuestiones como "laica vs.
libre" en el ámbito académico y muchas otras en el ámbito nacional.
De
modo que ser partícipe de la "Época de Oro" (como llamó Manolo
Borthagaray a la del ‘56-‘66 en una nota que escribió para algún periódico) fue un hecho
importante y perdurable en mi vida de arquitecto.
Tuve
la oportunidad de hacer de los pabellones de Figueroa Alcorta un espacio útil
para la enseñanza masiva de la arquitectura. No estoy seguro ahora de haber
hecho lo correcto ¿ayudar a que la enseñanza sea masiva?
Nuevamente para
hacerla corta, llego a mi cuarta y penúltima metamorfosis: vuelvo a USA y
logro trabajar como arquitecto con bastante libertad al no tener que ser
empresario además de arquitecto.
¿La
última metamorfosis? Dejar de trabajar como arquitecto.
Juan,
si quisieras que ampliara algún punto de mis recuerdos y te viene bien, envíame
un cuestionario o un listado que me ayude.
JMV: Muy buenos tus recuerdos. ¿Podés ponerles algunas fechas
aunque las puedo sospechar?
Si querés contáme de tus proyectos de los que conserves
datos tanto de época de estudiante como después. Mariscotti, Curcio, Odilia, Méndez
Mosquera fueron mi época, entré en el ‘50 y terminé en el ‘56 y enseguida me
fui al Chaco por cuatro años. Después volví a Bs. As. y estuve un año en
Cuba, el ‘63, y volví oportunamente para ser echado a los golpes en el ‘66.
Por ahí recuerdo haberte visto y tengo un recuerdo vago de eso.
Volveré a leerlo luego más reposadamente. Si tenés
imágenes de lo que hiciste en EEUU sería interesante conocerlas.
Te cuento que ahora estoy volviendo a estudiar el caso de
Casasco y las ferias internadas de Bs. As. y su relación con Mies. Sé que una
hija suya tiene un taller en EEUU pero perdí el contacto. Queremos revisar
aquellas transposiciones de Mies a nuestro medio y las aventuras que
siguieron.
Bueno, te agradezco tus recuerdos y espero que te
encuentres muy bien.
Mandáme todos los datos que puedas.
Sobre el dibujo y su relación con lo arquitectónico sería
interesante alguna reflexión que tengas ganas de
agregar.
un saludo porteño de Juan.
|
RT: Fechas: curso de ingreso 1946; ingreso en el ‘47; termino
de cursar y me recibo en marzo 1952.
Docencia:
1958 al ‘66
No
tengo idea de qué trata el caso de Casasco y las ferias internadas de Bs.
As. y su relación con Mies. ¿No se trata de Catalano?
El
único recuerdo de Casasco es el de haberse llamado así una de las dos casas de
copias de planos.
No
tengo imágenes de lo que hice en EEUU; he perdido todo lo que tenía cuando
se incendió mi departamento, no sólo trabajos sino libros, discos, etc. Sólo me
ha quedado la foto de la perspectiva de un proyecto para los talleres de
mantenimiento de los ferrocarriles de New Jersey, una obra construida en 1984-85
que adjunto.
De
los proyectos como estudiante recuerdo un planetario en 2º curso de Composición
Arquitectónica, y el último proyecto en el taller de Composición
Arquitectónica 5º con Villalonga, quien, pese a querer bocharme me aprobó
con distinguido. Creo que lo confundí muchísimo porque muchas de las láminas
mostraban los cortes superpuestos a las plantas y no supo qué hacer con eso.
Me
sería totalmente imposible darte más datos de mis proyectos
como estudiante y menos aún hacerte llegar bocetos.
Acerca
del dibujo y su relación con lo arquitectónico, ver más abajo.
JMV: Bueno, vi en internet datos tuyos y en una entrevista a
Noldi Gaite datos de Mies y Saarinen con quien habrías trabajado. Estamos muy
interesados en, justamente, la influencia de Mies en los ‘60 aquí. Por
ejemplo en el proyecto de Bonet para San Telmo donde colaboraron Baliero,
Jujo Solsona, y varios otros, en la época de Aramburu. La ciudad
universitaria en Núñez, y antes la de Tucumán con Vivanco y Soto.
Ya podré enterarme mejor ahora por internet. Saludos y
hasta pronto.
Con Sandra Méndez Mosquera estamos preparando en libro
sobre el Archivo que toma desde la generación del ‘30, de Mario Roberto Álvarez
hasta las de fin de siglo. Reunimos unas 100 entrevistas hechas durante diez
años. Bueno hasta pronto y siempre gracias. Juan
|
RT: Me intriga dónde viste en internet datos míos. Pero en la
entrevista a Noldi Gaite, los datos acerca de haber trabajado con Mies y con
Saarinen son erróneos.
Sólo
he trabajado para tres proyectos de Saarinen (Auditorio y Capilla en el MIT;
Arco Conmemorativo en Saint Louis, Missouri) como arquitecto coordinador de la
ingeniería estructural y la arquitectura en un estudio de ingeniería.
No
podría asegurarlo pero creo que la influencia de Mies es anterior a los ‘60,
seguramente contemporánea con la de Corbu.
¿Harán
una publicación en línea del libro que están preparando con Sandra?
JMV: En internet mi hijo Agustín puso Tomasov y aparecieron
tus datos.
Por supuesto junto con Corbu y antes del ‘60 influyeron ambos.
Viene bien aclarar datos erróneos que tomamos de una
charla con Noldi Gaite. El tiempo, creo, fabula.
Sí, Eudeba editará un libro con los materiales del
archivo. Estamos preparando síntesis de entrevistas e imágenes para hacerlo.
Bueno gracias por tus contestaciones.
Hasta pronto. Juan.
RT: Voy a hacer lo mismo que tu hijo y pondré Tomasov en Google
para leer con toda seguridad los errores que aparezcan. No creo que pueda
hacer algo para corregirlos.
|
JMV: Vi tu obra de Talleres de New Jersey. Es algo buenísimo y
me parece que sería bueno que me agregues más datos y comentarios sobre esa
obra que debió ser una aventura como para darla a conocer. Sin apuro iremos
charlando esas cosas. ¿Cómo está esa obra ahora, cómo fue la aventura de proyectarla y construirla? Espero
no ser molesto pero esas preguntas no puedo dejar de hacerlas. Un saludo
desde Bs. As., hasta pronto. Juan.
y gracias por todo....
|
RT: Esta obra fue el resultado de una coincidencia.
Un arquitecto
japonés había estado trabajando en el anteproyecto durante un tiempo. Al
cambiar su ubicación en el Estudio y acabar sentado a una mesa vecina a la mía,
vi lo que estaba haciendo y me puse a dibujar lo que se me ocurrió debía ser el
planteo del proyecto. Uno de los socios del Estudio pasó unos días más
tarde por mi mesa y vio qué había hecho yo, una perspectiva que mostraba
claramente mi planteo.
Esta
fue otra metamorfosis (había olvidado que existió) porque a partir de ese
momento cambió radicalmente mi status en el Estudio: yo había entrado como
dibujante luego de tratar de hacer que mi CV fuera lo más escueto posible, no
hiciera referencia a tantas obras ni indicara que poseo título de arquitecto.
La economía estaba pasando por otra crisis, no tan profunda como la última,
pero no se necesitaban más arquitectos y, a seis meses de llegado, yo
necesitaba urgentemente poder trabajar.
Unos días después que uno de los socios viera
lo que yo estaba haciendo, los socios me invitaron a participar en
una reunión con la entidad propietaria (New Jersey Transit Corp.) en la
que se presentaría por primera vez el anteproyecto. Mi planteo (poco más
que una perspectiva y algunos bocetos de planta) fue muy bien recibido y se nos
dio autorización para desarrollarlo.
Al
volver al Estudio, se me designó jefe de proyecto y quedé a cargo hasta su
terminación, desarrollando hasta los últimos detalles, las especificaciones
técnicas, conduciendo un equipo de dibujantes, etc.
Quiero
hacer notar que se dio la coincidencia de poder hacer uso de mi habilidad
—natural en un arquitecto argentino— en el uso de la perfilería de acero de
doble contacto para aventanamientos. Su uso en USA no es común pese a existir
una filial de la firma británica, completamente instalada y capaz de prestar
asesoramiento completo a Estudios de arquitectura.
Los
edificios fueron proyectados con estructura metálica y envoltura de paneles prefabricados con
aislación térmica incorporada, y con sus superficies terminadas de forma
adecuada para soportar ambientes corrosivos como el del emplazamiento del
proyecto: salinidad marítima, refinerías de petróleo cercanas, y fábricas
industriales de todo tipo cercanas. Los aventanamientos se podían hermanar
con los paneles de la envoltura a la perfección y se cubrieron con la misma terminación
que los paneles.
Visité
la obra por última vez en los años ‘90, se mantenía muy bien.
De
más está decir que para mí ser jefe de proyecto en condiciones total y
exclusivamente arquitectónicas y técnicas, con total prescindencia de todo lo
referente a temas administrativos, era ideal.
El
único problema fue que para proyectos futuros quisieran hacer de mí
un gerente de proyecto, cosa que en USA significa tener que olvidarse de hacer
arquitectura y dedicarse a los números. Dejé el Estudio en busca de una
posición donde pudiera hacer arquitectura, pero la situación volvió a
repetirse: nuevamente se me quiso transformar en gerente de proyecto. La
historia siempre se repite.
Decidí entonces trabajar como consultor,
contratado como arquitecto independiente y hacer control de calidad y verificación de los planos y
especificaciones preparados por los constructores para que fueran visados y
aceptados por el arquitecto. La última crisis económica hizo que en 2010
terminara mis actividades para siempre.
Esto y horarios flexibles me
permitieron desarrollar una actividad que tenía algo abandonada, la de
construir obras no estrictamente arquitectónicas pero de alguna manera
relacionadas.
Se trata de construcciones para las cuales no hay un cliente ni un constructor con quienes lidiar. El cliente, el arquitecto y el constructor son todos yo mismo.
La escala de los bocetos y croquis de detalle es la misma que la de las obras terminadas.
Las herramientas que uso son mis manos, la computadora, varios cortapapeles, lápices de mina negros y de color, marcadores, témperas, acuarelas, paralela, escalímetros, reglas, escuadras, compases, tintas, rapidograf. Los materiales papeles, cartulinas y cartones, todos de diversos pesos y, más que todo, objetos hallados. Soy como la urraca, un carroñero; guardo todo lo que encuentro hasta que sepa qué hacer con los objetos hallados.
Algunas de las piezas construidas (tanto éstas como las demás se han hecho humo) pueden verse en este enlace:
Se trata de construcciones para las cuales no hay un cliente ni un constructor con quienes lidiar. El cliente, el arquitecto y el constructor son todos yo mismo.
La escala de los bocetos y croquis de detalle es la misma que la de las obras terminadas.
Las herramientas que uso son mis manos, la computadora, varios cortapapeles, lápices de mina negros y de color, marcadores, témperas, acuarelas, paralela, escalímetros, reglas, escuadras, compases, tintas, rapidograf. Los materiales papeles, cartulinas y cartones, todos de diversos pesos y, más que todo, objetos hallados. Soy como la urraca, un carroñero; guardo todo lo que encuentro hasta que sepa qué hacer con los objetos hallados.
Algunas de las piezas construidas (tanto éstas como las demás se han hecho humo) pueden verse en este enlace:
JMV: Muchas gracias por tu respuesta rápida. Vos saliste en el
’52, casi nos cruzamos.
Casasco fue un discípulo, más o menos de Mies en Lago
Michigan, que construyó una serie de ferias internadas y estaciones
bromatológicas en los ‘50 y que hoy están demolidas salvo una. Unos
pabellones de Barcelona con todos los detalles originales copiados. En un
grupo de estudio que armamos este año vamos a volver a estudiarlo partiendo
del grupo de Stijl de Van Doesburg del ‘17. Si te interesara podría mandarte
cosas de ese tema pero no es clave.
Lamento lo del incendio y solo queda que cuentes algo que
recuerdes de cómo fueron esos años y los de docencia que creo que fueron
cuando yo estaba en el chaco del ‘57 al ‘61.
¿Con quienes trabajaste entonces?
Manolo e Ibarlucía fueron mis ayudantes en primer año.
Voy a ver lo que me enviaste. Ahora salgo para la
facultad al taller. Mañana lo veo.
Nada más por ahora y gracias de nuevo. ¿Qué te
pareció el reemplazo de Gigli por Visión?
Chau, un abrazo de Juan.
|
RT: No veo cómo se puede estudiar la obra de Casasco partiendo
del grupo de Stijl de Van Doesburg, sobre todo si Casasco parece no haber hecho
más que plagiar a Mies.
¿Qué
recuerdos tengo para contarte de mis años de docencia? (Los otros que me pides
te cuente, "esos años" como dices, no sé cuáles puedan ser).
Carlos
Méndez Mosquera me pidió que fuera su adjunto en la cátedra de Visión II. En ese
entonces yo era socio en el Estudio de Jorge Ferrari Hardoy con quien se generó
un conflicto por haber aceptado el ofrecimiento de Carlos, conflicto lo
suficientemente grave como para que yo decidiera dejar la sociedad. De esto no
me arrepentí pese a que significó perder un ingreso de dinero asegurado. Con
toda seguridad se hubiera generado otro conflicto con Ferrari Hardoy dados
su personalidad y el tipo de arquitectura al que se dedicaba el Estudio:
consorcios de propiedad horizontal armados por él mismo a los que les vendía
terreno y proyecto.
De
modo que un día me encuentro siendo adjunto de Visión II sin haber jamás
ejercido la docencia (salvo la ayudantía ad-honorem en Composición
Arquitectónica II, cuando cursaba el último año de la carrera) y menos aún
haber estado preparado para ello. Nunca fui un teórico; toda mi experiencia se
había desarrollado en el área práctica y el verme de golpe en segunda
posición al frente de una cátedra significó hacer uso de mi intuición
y, al mismo tiempo, aprender.
Con
Carlos MM ya uníamos el dibujo en sí (Visión) con la arquitectura no en el
sentido de preparar al estudiante para que sea un buen dibujante de
arquitectura sino en el más amplio: el de no dejar de lado ninguna de ambas
"materias/cursos" al criticar trabajos, al dar una clase.
Sacriste,
su Charlas a Principiantes (http://www.facilibro.com/fichaLibro.php?bookId=2870) fue de gran ayuda para ponerle palabras a conceptos básicos
sobre la relación entre Visión y Arquitectura.
Quisiera
haber podido charlar con Sacriste para discutir la relación posible entre sus
"preceptos" contenidos en las Charlas a Principiantes y los dibujos
arquitectónicos producidos en CADD, pero lamentablemente él murió antes que
CADD hubiera sido desarrollado y llevado a un nivel aún inferior al actual.
Creo que su posición no hubiera cambiado, y no hubiera sido necesario que
cambiara: la claridad y nitidez de un buen plano arquitectónico puede darse
usando cualquier herramienta.
Fue
ésa una experiencia interesante ya que no sólo aprendía a ser docente sino que
hizo que la dureza con la cual me defendía de la ignorancia fuera ablandándose.
La
relación amistosa con Carlos era fuerte; eso ayudaba a que yo me apoyara en él
en lo relativo al tema que enseñábamos y él en mí, sabiendo que no lo
defraudaría.
Creo
que al año siguiente, Ibarlucía me ofreció la jefatura de trabajos prácticos en
Introducción a la Arquitectura (¿y Arquitectura I?). Ibarlucía había
"inventado" la manera de enseñar a miles de alumnos y organizó con
mucha claridad y visión de objetivos un grupo docente eficiente pese a no ser
homogéneo. Era la época de Risieri como rector, la de libre vs. laica etc.
La
sede de la facultad y algunos talleres todavía estaba en Perú, pero había
talleres en todas partes. Los primeros años estaban en el edificio que
había sido escuela religiosa, en Independencia y Urquiza.
Luego
pasamos con Carlos a Perú, de noche, con Visión III y IV donde hicimos algo
inédito: talleres en los que Visión y Arquitectura coexistían y donde los
trabajos de los estudiantes eran criticados por los docentes de ambas
disciplinas.
No
me quedan muchos recuerdos de esta última época, una en la que no hacía otra
cosa que ser docente, con muy poca actividad arquitectónica.
Fui
también adjunto de Le Pera en su taller de Arquitectura V.
En
todos estos casos uno se hallaba en un ambiente universalista sumamente
interesante, donde se discutía acerca de todo lo que a cualquiera pudiera
ocurrírsele.
El
reemplazo de curso de dibujo (Gigli) por Visión me pareció un paso adelante,
una apertura muy importante en la enseñanza de la arquitectura (de esto más
adelante hablando de la unión de Visión y Arquitectura.)
JMV: Sí, Casaco plagió a Mies, lo sé. Pero de todos modos
interesa analizar obras que hoy están desaparecidas. Es interesante
como episodio de colonización cultural si querés.
Unir Visión y Arquitectura como lo hiciste con Méndez
Mosquera es ideal y quizá imprescindible.
Le Pera fue un tipo interesantísimo. Si recordás algo de él
contámelo.
En Summa creo que Nº 1 o sino uno de los primeros había
una reflexión de él sobre lo urbano y la forma en que los arquitectos no lo
queríamos ver, muy buen artículo.
Ibarlucía, me imaginé que por ahí habías andado. Dante
Schulman era otro y yo participé en un curso de ingreso del ‘64 o ‘65
formando parte de equipos de él, de Alfredo.
Otros equipos eran de Juan Pablo Bonta, Felito Iglesia. Eran
dos posiciones que se repartían el curso.
Muy interesante tus comentarios. Te agradezco todo. Con
Sandra te hemos podido conocer más y es un placer haberlo hecho. Saludos,
Juan.
|
RT: No tengo muchos recuerdos de Le Pera, predominan entre
los pocos que tengo la dicotomía del personaje: por un lado una inteligencia y
sensibilidad muy agudas y por el otro lo aparentemente opuesto: los veladores
con pantallas cursi en el salón de su casa, el mate y Gardel.
Como
buen humanista que era, armaba reuniones a fin de discutir sobre temas
importantes, para lo cual invitaba al taller a gente de primera línea en
diversos ámbitos, el matemático Mischa Cotlar, o el pensador Gerchunoff
(¿o fue Drukaroff?) quienes abrían horizontes más amplios que los
restringidos a la arquitectura para que se entendiera que ésta no podía desarrollarse
sino dentro de la totalidad de la actividad humana.
Le
Pera sabía estar al tanto de lo que sucedía en el mundo y tenía un
"QUIÉN ES QUIÉN" propio muy completo.
Creo
que diseñó su propia casa en Tucumán; si lo hizo, fue su única obra
arquitectónica.
Su artículo
en Summa está en internet pero es ilegible.
La
idea de unir Visión y Arquitectura no fue mía sino de Carlos, Manolo, Jujo, y
otros que no recuerdo.
A
propósito de esto, recuerdo la visita que cuando estudiantes me hicieron Juan
Oscar Molinos y Carlos Colombo a mi sitio en el taller de Arquitectura II para
proponerme trabajar juntos, alquilar un Estudio, montar nuestras mesas de
dibujo allí y además de nuestros trabajos para la facultad, tratar de hacernos
de algún dinero mediante la arquitectura. Y bien, alquilamos una habitación en
el primer piso de una vieja casa de la calle Esmeralda entre Paraguay y
Charcas, un clásico edificio de fines del siglo XVIII, con habitaciones que se
sucedían unas a otras, todas intercomunicadas, que abrían sus puertas a un
corredor con valla de chapa a lo largo de un patio de casi toda la longitud del
terreno. La cocina y el baño se encontraban al final del corredor, donde vivían
los caseros. No había calefacción ni agua caliente.
Cuento
esto porque además de ser un buen recuerdo tiene mucho que ver con el unir
Visión y Arquitectura: Molinos y Colombo me hicieron la propuesta basados en
haber visto cómo eran mis entregas de Arquitectura.
Con Ibarlucía
estaban los que nombras más Peani, un tipo muy interesante también. Hicimos
buenas migas con él y por un tiempo mantuvimos una correspondencia cuando él se
fue a Italia.
Felito
Iglesia estaba en la contra (yo y la mayoría del equipo de Ibarlucía
estábamos con la laica) pero era un tipo inteligente e interesante.
¡Qué
época y qué capital humano el de esos tiempos!
JMV: Le Pera firmó mi partida de nacimiento, era amigo de mi
viejo, Mario.
Sé que era hijo de un panadero. Mario Roberto Álvarez me
contó que Le Pera le tomaba los apuntes de los cursos de las mañanas a los
que no podía ir él que era celador en el Buenos Aires y recordaba eso con
cariño.
Dibujo de él, que se perdió, eran unos tipos en el suelo
de un vagón y se titulaba "los que se quedan sin cama".
Lala Méndez Mosquera me prestó los primeros números de
Summa y me dijo que Le Pera fue importante, lo mismo que Carlos MM, en ese
arranque.
Papá era socialista, aunque no afiliado, y sus amigos
andaban por ahí.
Gian Peani fue muy amigo mío. Hicimos en el ‘66 con
Winograd un concurso para la ciudad de Ashdod en Israel y tuvimos una
mención. Cuando él estuvo en Israel le preguntaron si nos dedicábamos a hacer
ciudades. Estábamos echados de la facultad y yo tenía como única obra la
refacción de un baño y meditaba sobre la altura de un portarrollo.
Peani después de puso mal y murió en Italia. Vivía en una
obra de Ferrari Hardoy y Kurchan y le había hecho una ampliación muy cuidada.
Calle O'Higgins y Mendoza.
publicada en la revista Tecnè que dirigía Sondereguer.
Fuimos de Laica vs Libre aunque yo estaba en Resistencia.
Un abrazo y hasta pronto, Juan.
RT: ¡Qué recuerdos tan interesantes!
Le Pera nos regaló a mí y mi primera mujer, la madre de
mis hijas, una muy bella tarjeta dibujada a todo color por él mismo que
quisiera no se hubiese convertido en humo, algo imposible de conseguir.
Como decía antes, era un tipo de gran sensibilidad para
con el mundo que lo rodeaba, lo visual, lo material, lo humano, y lo que
muchos ojos no saben ver. Puede que haya sido místico. Algo hay en
mi memoria de Le Pera que quiere salir a la luz, pero no puede. Bueno, si no
místico, espiritualista. No estoy seguro de expresarme bien, pero puede que
me entiendas.
Me apena enterarme que Gian Peani ha muerto. Mierda!
TODOS SE MUEREN: Carlos MM, Bucho Baliero, casi todos o todos los integrantes
del grupo harpa ¿seguirá en pie
Nardy Aizenberg? le perdí el rastro; su hermano Bobby, otro amigo, gran
pintor surrealista, ha muerto en París hace ya años, Winograd, y muchos más
cuyos nombres se me escapan; todos ellos amigos míos, algunos entrañables.
Hace muy poco murió Clorindo.
¿Peani no vivía en la casa de Virrey del Pino, obra de
Bonet, Kurchan y Ferrari Hardoy, la casa del enorme eucaliptos metido en
la estructura?
Buscando en Google Sondereguer y Tecné, me di de bruces
con la entrevista que ustedes le han hecho a Mario Linder; hay cosas muy
divertidas allí, pero esto no es lo que quiero decir sino volver a la época
de la docencia respecto de la cual tengo tres recuerdos imborrables. No tengo
idea por qué antes no escribí nada sobre ellos.
1 - Ernesto Acher, el de Les Luthiers, cursaba Visión II
con Carlos MM y conmigo. Como creo haber dicho, ser docente me enseñó a
ablandarme. Cuando Ernesto cursaba yo era muy, pero muy duro y él, con gran
habilidad y los recursos que le ofrecían las revistas, había creado una
revista mural del curso, una especie de Samizdat, en hojas de cartulina
blanca de 50X70 con alusiones directas a lo que sucedía en el curso, a sus
compañeros y a sus profesores. Una de estas hojas me la había dedicado y en
ella había pegado la famosa foto de Khrushev en la ONU golpeando con
uno de sus zapatos el pupitre del orador; la nota debajo hacía referencia a
las críticas que yo hacía.
2 - Mario Benzecry, alumno mío en Arquitectura II al mismo
tiempo que estudiaba violín y música, sin talento alguno para
la arquitectura, incapaz de producir algo coherente, de ver el espacio,
etc. Me pregunta un día qué pienso debiera hacer él, si seguir arquitectura o
dejar. Yo le sugiero dejar y dedicarse exclusivamente a la música. Siguió mi
consejo (http://ciweb.com.ar/Benzecry/). Esto lo
considero un triunfo como docente.
3 - Otro triunfo como docente, Visión III-IV y
Arquitectura IV-V: Federico Peralta Ramos, loco total, ingenioso, a veces
divertido, más incapaz para la arquitectura aún que Benzecry pese a
haber sido hijo de su padre. Sin que él me lo preguntara o pidiera mi
opinión, mientras criticaba su última entrega le digo, "Federico, ¿por
qué en lugar de seguir intentando lograr lo que para vos es imposible no te
dedicas a lo que sabes hacer?” No solo me hizo caso sino que muchas veces, al
encontrarnos tiempo después en una exposición, etc. se acercaba para dame un
abrazo y las gracias por mi consejo.
Creo que fue
en el año 1964 que fui invitado a participar en un concurso al que la
Sociedad Hebraica Argentina (SHA) llamaría para lo que iba a ser un
Country Club en Pilar. Mi amistad con "Bucho" Baliero y su profundo
conocimiento del mundo vegetal hicieron que le propusiera hacer el concurso
juntos. Fuimos ganadores del concurso y finalmente, luego de interminables
discusiones con la SHA el proyecto fue transformándose en realidad. Ya para
entonces (1981) yo me iba por última vez a USA. Durante esos casi 20 años,
Bucho y yo participamos en una serie de concursos para hospitales en varias
ciudades argentinas (si no recuerdo mal, obtuvimos algún premio menor en
alguno de ellos) y en uno para el Instituto Vitivinícola en Mendoza que ganó
un cuarto premio. Tenía yo algunos trabajos propios durante este tiempo. Me
esfuerzo en recordar qué más hemos hecho juntos Bucho y yo pero la memoria me
falla.
No te hincho más; ya le decía a Sandra que esto sería un
viaje por la historia. Les agradezco la oportunidad de hacerlo; me alegra
mucho el volver la mirada hacia atrás.
Un gran abrazo,
Rubén
|
JMV: No, no vivía en calle Pino sino en otro lugar también por
Belgrano una obra más chica.
Acher
y demás personajes. Masana cuya hermana era compañera mía.
Y López Puccio compañero de mi hermana con la que hizo teatro siendo unos pibes.
Qué
bueno que salgan los recuerdos a chorros!!
Nardi
Aizenberg fue titular de taller donde yo fui adjunto un año. Obsesivo, le gustó
mucho una clase que di sobre Mies. Fue en el ‘65, creo.
Hasta
luego. Parto al taller en un rato.
La
página del taller que tengo con Jaime Sorin es myvs.fadu.uba
Chau,
Juan.