Lugar
y fecha: Buenos Aires, 21 de noviembre de 2005
Fecha de ingreso a la FADU: 1956
Fecha
de Egreso de la FADU: 1963
Yo Alumno - Yo Arquitecto
Juan Molina y Vedia (JMV):-Comenzamos con “yo alumno” y después “yo arquitecto”, pero con libertad…
Arquitecto Mario
Linder (ML)
ML:-Sí, yo
lo voy a hacer por ahí más cronológico. En el primer año yo te contaba que fui,
en “Introducción a la
Arquitectura”, alumno de Caveri...
JMV:-¿En qué año, te acordás?
ML:-´56.
JMV:- Ahhh…
ML:-Y… lo
interesante de Caveri era cuando se sentaba en el borde de la mesa y hablaba de
cualquier tema. De manera que cuando pasaban dos, tres, cuatro años, y a veces
muchos más, uno se acordaba de las cosas que decía Caveri.
JMV:-Ajá…
ML:- Los
ejercicios eran ir a ver plazas, ir a ver el río, está bien. Podía ser. No
decían nada. Me acuerdo que un alumno hizo un tango. No, no… no se decía bien
qué era lo que teníamos que ver o hacer. Se hacían dibujos y qué sé yo. Pero lo
que me quedó de Caveri, me resultó interesante, es que él daba un ejemplo, y
ahí empecé a pensar la diferencia entre el procedimiento analítico y el
procedimiento sintético. Él daba un ejemplo un poco atravesado, que el problema
no era decir, desarmar la paloma sino decir qué es la paloma. Es decir, la
diferencia entre el sacar pedacitos y el tener la idea totalizadora. Y ese es
un tema que me quedó dando vueltas muchos años. Y me parece que eso se
corresponde con otras cosas.
Mucho después empecé
a pensar… en realidad a mí me costaba menos ser analítico al principio. Hoy los
que me conocen piensan que es todo al revés, que yo agarro un lápiz y empiezo a
resolver. Pero, ahí empecé a darme cuenta que tenía que dar vuelta la manera de
funcionar la cabeza.
JMV:-A mí me pasó lo mismo.
ML:-Claro.
JMV:-Empecé siendo un analítico.
ML:-Claro,
yo por naturaleza era analítico.
JMV:- En geometría descriptiva era bárbaro…
ML:-Claro,
bueno, yo también, claro.
JMV:- Y,
en cambio, los proyectos primeros no.
ML:- Los dos
primeros años no nos dejaban proyectar. Yo proyectaba de contrabando en mi
casa. Me habían enseñado a hacer maquetas y yo proyectaba en maqueta. Los
pintaba con témpera. Entonces en las vacaciones de verano proyectaba casi un
proyecto por día y hacía maquetas todo el tiempo con madera balsa. Pero nos
habían prohibido.
… yo creo que ese es uno de los temas. Y
después lo fui vinculando con otras cosas. Por un lado, con la manera de
proyectar. Hay un libro de Bohigas, que se publicó a partir de su presentación
en el concurso como profesor, todavía en la época de Franco, que se llama “Proceso
y Erótica del Diseño”.
JMV:-Sí.
ML: Y ahí
explica, en otras palabras, una cosa que yo a veces trato de inducirle a los
alumnos también. Él plantea “tírese a la pileta, pero después sea muy riguroso
en la crítica, en cada una de las etapas”. Por supuesto que para tirarse a la
pileta hay que tener la cosa bastante digerida.
JMV:-Sí.
ML:-Pero, ése es un tema. El otro tema…- yo hace unos
días estaba leyendo el libro sobre Mario Soto de Eduardo Mastripieri.- y allí
aparece una frase que yo se la había escuchado a Solsona siendo alumno, que era
“funciones globales”. Para mí Eduardo lo agarró para un costado raro, porque él
plantea las funciones, como, la mecánica de la relación de partes y, sobre todo
el listado de metros cuadrados. Yo creo que las funciones, bien entendidas, son
el clima, el lugar, el terreno, los materiales, la economía, las vistas. Todas
las variables que existen.
Y la otra cosa que me
acuerdo que sí agregaba Solsona, era que el programa había que reinterpretarlo
y que lo que valía es el nuevo programa tal como uno lo entendía.
JMV:-Claro.
ML:- A fin
de año, Prebisch, en primer año, Alberto Prebisch hijo, me dijo: -¿por qué no
leés el libro de Gideon? Es grandote. Yo había leído algo de Zevi antes. Y leí
el libro de Gideon. Yo no me acuerdo si antes, puede ser un poquito después,
leí el grande de Zevi, que era “Introducción a la Arquitectura Moderna”.
JMV:-“Historia de la Arquitectura Moderna”.
ML:- …
incluso, me pasó algo raro, porque Zevi era un muy buen vendedor de ideas. Y al
alumno que no tiene mucho bagaje un buen crítico le vende lo que quiere. Y yo
me daba cuenta que había algo que no me cerraba. De casualidad me habían
regalado un libro, que después lo perdí, hace poco… después te cuento cómo lo
encontré de vuelta. Un libro de Tedeschi, editado por la Universidad de
Tucumán, que creo que tuvo quinientos o mil ejemplares en total.
JMV:-¿Qué libro?
ML:-Una
introducción a la historia de la arquitectura.
JMV:-Ahhh…
ML:- Un
libro fantástico, donde él daba el antídoto a esa teoría de Zevi, y decía que
si la esfinge tuviera un cine adentro sería una obra de escultura. Y, la pirámide
es una obra de arquitectura. Es decir, la expresión de lo tectónico, que
después, mucho más adelante puede vincularse un poco a uno de los parámetros de
la arquitectura moderna… era una pauta que daba Tedeschi que me sirvió un poco
para limpiar la cabeza después de la lectura de Zevi.
El segundo año fue
más o menos bueno en cuanto a lo que me dejó. Con buenos docentes de base,…hay
que evitar la idea de misterio que se trata de vender a los alumnos, ¿no?; muy
bueno era el jefe, Peani.
JMV:-Ahhh, buenísimo.
ML:-Buenísimo.
Y un docente que era un muy buen tipo, no era demasiado hincha de la
arquitectura, pero era un tipo inteligente, era Mario Robirosa. O sea,
constituían una dupla fantástica. El
adjunto era Osvaldo Bidinost, que no se correspondía para nada con la imagen
del Bidinost de los últimos años, sino que era exactamente lo contrario. Era un
verticalista total. Y me acuerdo de un
ejercicio que habían dado: era una foto borrosa de una cocina húngara, que no
se veía nada. Era un rinconcito con unas ollas colgadas. “Ustedes tienen que
ver qué hacen con eso”. (Risas).
Me acuerdo que Poyard había decidido charlar
con los alumnos para saber qué les parecían los temas. Y faltó alguien de la
mesa de al lado y los dos compañeros míos, que eran Libedinsky y Cherny,
también faltaron entonces este… fui a la charla y salió el tema ese. Y yo dije
“esto no se entiende para qué lo dan, quiero saber para qué”. Ellos no
explicaban, era todo un misterio. Pero, digamos que fue una experiencia. Para
mí lo más interesante fueron las personas, sobre todo el caso de Peani, que era
un personaje muy interesante.
Y yo en ese interin
ya había leído el “Vivienda y Ciudad” de Wladimiro, y ahí empecé a ver algunos
temas urbanos por mí cuenta. Y al año siguiente me anoté con Wladimiro y caí
con Conrado Sondereguer… ¡no! Primero caí, una cosa muy rara, con el grupo de
Arturo Monteagudo. Y Arturo no pudo estar ese año, entonces ellos dijeron
“elijan los docentes con los cuales ustedes quieren cursar”. Y yo elegí con Dergarabedian,
que era un docente de otro curso. Ni yo hablaba con Dergarabedian ni Dergarabedian hablaba conmigo. A mitad de año, después de mitad de
año se hacía la entrega del primer cuatrimestre, me dice “bueno, véngame a ver
al Querandí”. Y yo un día fui a la hora que él me dijo y él se olvidó.
JMV:-No ¡!.
ML:-Sí,
estuve dos o tres horas y no apareció. Y dije, “bueno, voy a seguir solo el
proyecto”. Y después de la entrega me lo cruzo, yo sabía que estaban las notas,
y veo que él me señala a alguna gente con la cual él estaba. Y dije “o me fue
muy mal o me fue muy bien”. Hice un proyecto de un patio de un jardín de
infantes de una escuela, qué se yo. Le había inventado… pero todo invento de
chico que en esa época tenía 18 años,
creo, 19, era muy chico. Y, bueno, me fue muy bien. Y después me mandaron al
curso de Sondereguer
JMV:-¿Sondereguer qué hacía ahí?
ML:-Sondereguer
era adjunto.
JMV:-¿de Acosta?
ML:- de
Acosta, Sondereguer padre. Es otro tipo que con el tiempo me dejó muchas cosas.
……, me pasaron de Diseño 2 a
Diseño 5. … yo quería hacer una escuelita, una cosa chiquita. Y me mandaron un
tema… a estudiar, a integrar un equipo urbano.
JMV:-Ahhh.
ML:-Yo
estaba aburrido, no quería. Pero bueno, me mandaron ahí y tuve que aguantar.
Pero, con los años, descubrí que las cosas que planteaba Sondereguer estaban 20
años adelantadas a lo que se manejaba acá. Que coincidía mucho cronológicamente
con los buenos del Team 10, con toda esa
gente. Y realmente la visión era muy anti Corbu… él había trabajado en
Colombia, en el valle de Sogamoso.
JMV:- A orillas del río.
ML:-Claro.
JMV:-Yo ahora hago un libro sobre Vautier donde
está contado todo eso.
ML:-Ah,
mirá.
JMV:-Los años colombianos de Vautier. Porque
Sondereguer era hijo de un colombiano que era embajador allá.
ML:-Ajá,
algo escuché o te lo escuché a vos alguna vez.
JMV:- Y él le presentó a Vautier y trabajaron
juntos allá, él había hecho la revista Techné, que era extraordinaria…
ML:-Sí,
claro.
JMV:-Con un artículo de Le Corbusier, sin
embargo.
ML:-Claro,
bueno.
JMV:-Pero después, estaban en contra de los
lecorbusieranos de acá.
ML:-Claro.
JMV:-No de Le Corbusier.
ML:-Bueno,
en ese sentido él contaba una anécdota, que cuando Corbu llegó a Colombia…
JMV:-Llegó a Colombia cuando ellos estaban.
ML:-Estaban.
Entonces contaba “nosotros estuvimos en el
equipo, trabajando un año para ver qué pasaba con Bogotá”.
JMV:-El Plan de Bogotá.
ML:- …
cuando llegó Corbu, lo pasearon un día, terminó la jornada, le preguntaron qué
opinaba. Y llegó a las mismas conclusiones que ellos después de un año. Eso
hablaba en el sentido… del reconocimiento a la capacidad de Le Corbusier, a la
velocidad con que entendía los problemas.
JMV:-Sí.
ML:-Pero
les pegaba mucho a los corbusieranos de acá, ¿no?
JMV:-Sí, tenía una discusión con los
lecorbusieranos de acá.
ML:-Sí,
sí, sí, sí, sí. me interesaba la teoría que el largó y la visión de la ciudad.
E incluso eso me dejó para después muchas cosas, ¿no?. y después no estuvo más.
JMV:-Estuvo en Quilmes con mi viejo, en la Dirección de
Planeamiento.
ML:-¿Ah,
sí? Mirá…
JMV:-En el año 43 fundaron la Secretaría de Urbanismo
de Quilmes.
ML:-De
Quilmes.
JMV:-Sí.
ML:-Ahora
te digo, a nivel teórico, fantástico. Muy anticipado a lo que después se
planteó, al redescubrimiento que hacen de los buenos del Team 10 y los posmos, que reivindican aspectos de la
ciudad no-Ciam. Y que él ya lo planteaba muy claramente.
JMV:-Era muy amigo de Vautier. Trabajaron juntos, hay algunas cosas en Colombia. Estuvieron hasta
el año ‘61 en la OEA.
ML:-En
Colombia, claro. Después de ésto fue.
JMV:-No, esto fue antes y después.
ML:-Antes
y después, ya el tema él, lo había advertido
JMV:- Sogamoso
sobre el río era un conjunto…
ML:-¿Qué?
Un valle creo.
JMV:-Sí, donde había una siderúrgica y era un lugar
campesino. Era una zona rural, entonces había un proyecto de desarrollo
comunitario a orillas del río. Hay un libro además.
ML:-Sí,
sí.
JMV: Trabajaban con sociólogos urbanos, con
antropólogos. Era una manera muy comprehensiva de tomar todo. Estudiaban los
utensilios, las tradiciones. Y era un centro de formación de técnicos en
vivienda de alta construcción.
ML:-Mirá.
JMV:-Técnicos sociales y arquitectos
ML:-Y el
año siguiente cursé con Acosta. Empecé con Laferrere,
que era jefe, y ahí aprendí a manejar el tema de lo constructivo como punta
para el diseño a partir de un ejercicio de pequeña escala que nos habían dado.
Y de vuelta me pasaron al grupo de 4 y 5. Hice un trabajo en equipo..
Y, al año siguiente,
curso con Solsona. Nos dan primero una casa grande.
JMV:-¿Estabas en el taller de Manolo?
ML:- Yo
seguí con Acosta hasta 4. A mitad de año Jujo quería que siguiéramos diseñando la
casa. Yo le dije que estaba aburrido, que quería hacer otra cosa. Nos dio una
especie de loteo de Kanmar y salió un proyecto que a mí me divirtió mucho. Y
ahí aprendí una cosa. Él nos dio un ejercicio que era una parte de un tema de
un concurso grande que él estaba haciendo, creo que para San Francisco. Y que
era la parte de un centro cultural. Nos dio un sitio, cerca de ATC. Teníamos
dos semanas de tiempo para hacer el proyecto y había que entregar una maqueta
de volúmenes y demás. Y ahí, yo, que hasta ese momento estaba tres meses dando
vueltas con el proyecto, aprendí que había que ser muy claro, fijar qué era lo
principal y qué era lo accesorio.
JMV:-Eso era
una muy buena idea. Aceleraba todo.
ML:-Y
entonces, de golpe, descubrí eso y me fue fantástico, gané el concurso. Pero
porque la obligación me enseñó a pensar distinto. Y a jerarquizar las cosas
rápidamente y saber cómo no te podés ir por las ramas, sino que tenés que ir a
lo fundamental. Y ese ejercicio me sirvió muchísimo.
Y el último año
estuve con Odilia, fue interesante… porque justo fue el año que ella viajó a
Estados Unidos y descubrió a Kahn, que para mí produjo una influencia posterior
en la Argentina, sobre todo a partir de Odilia, enorme. Y yo creo que eso fue
lo más interesante,
Ahora, la visión,
volviendo al año anterior… o ese mismo año, a mitad de año, que fue cuando di
el examen de urbanismo. En realidad nadie sabía por dónde estudiar, porque
además no había profesor en ese momento. Todavía no estaba García Vásquez, no
había estado el anterior. Y entonces, estudiamos un grupo de amigos en el
sótano de Soto. En el sótano, ahí, en la calle Oro.
JMV: Ah, sí, sí.
ML:-Estudiamos
dos días.
JMV:-Algunos describen eso.
ML:-Una
banda éramos. Estudiamos dos días, nos dio un apunte. No sabíamos qué cosa
estudiar. … yo había empezado a leer cosas de urbanismo por mi cuenta, pero que
no tenían nada que ver ni con el programa, ni con lo que nos habían dicho que
era el examen. Y me tomó Fernández Pico, que había sido el fundador del
Instituto Superior de Urbanismo.
JMV:-El
Colorado Fernández Pico.
ML:-Sí...no
sé, no era profesor, pero lo pusieron ahí porque había que tomar examen. Y, no
sé, primero me dio un tema… una norma inglesa que me la había estudiado de
memoria. Y después me dijo “bueno, hable de lo que quiera”. Y me puse hablar de
cómo las teorías urbanísticas de los arquitectos aplicadas a la Argentina daban
muy mal…
(Risas)
ML:-… y
quedó muy contento y quería que yo hiciera el curso superior. Y yo empecé a
decir las cosas que había escuchado de Sondereguer, que a él no le gustaban
nada, porque él era un ortodoxo.
JMV:-Sí, sí.
ML:-Y
entonces, bueno, quedamos que en realidad no tenía yo muchas ganas de hacer el
curso. Pero me resultó una experiencia interesante. Y la otra cosa interesante
que la otra vez te contaba, es en Historia III. En Historia III nos tocaba
estudiar la Ópera de París, la vieja Ópera de París. Entonces no había… y yo
dije “no, yo quiero estudiar la arquitectura argentina”. El libro de Bullrich
lo vi el otro día leyendo el librito de Soto, es del año ‘63. Esto fue dos años
antes. Y entonces, yo te conté que nos asociamos con Pucho Iribarne, que había
sido compañero de estudio del docente, de Pepe Tarica. Entonces, bueno, él se
animaba a decirle que nos deje hacer otro trabajo.
Y entonces decidimos
pedirle, y nos autorizó, hacer un trabajo sobre la arquitectura argentina en el
Siglo XX. Que no teníamos mucha idea. Y bueno, lo hicimos… yo me instalaba en
la hemeroteca y vi todas las revistas de arquitectura, todo lo que había.
Ahora, a mí me sirvió un montón. Hicimos una entrega, que después, el otro día
te contaba, que les prestábamos a los
amigos para que estudien arquitectura argentina de ahí.
JMV:-Claro.
ML:-Tenía fotos
y textos, fue un trabajo que a mí me resultó muy interesante, ¿no?
….después bueno,
cosas sueltas, algunos ejercicios con Repossini en Visión 3 creo que era muy interesante también, era un buen
arquitecto.
JMV:-Uno.
ML:-En
Visión I, cursé con un personaje fantástico que era de la
Vega. Me tocó estar en el taller de De la Vega y la verdad que fue muy
bueno. Y yo me acuerdo de De la
Vega, ahora ya perdí la cronología… me acuerdo de De la Vega que en un momento dado
nos dijo “hagan una maqueta de aristas y un cubo sólido. Vamos a juntar todo
eso y vamos a hacer un proyecto”. Bueno, yo me embalé. Cuando escuchaba
proyecto me embalaba enseguida. Y yo traje el cubo, qué sé yo… casi nadie se
acordó después de hacer la cosa colectiva y poder proyectar. Pero entré a
proyectar en planta, en corte, en vista, en perspectiva. Y se ve que le gustó y
me dijo “vos seguí con este trabajo”. Y seguí bastante tiempo haciendo el
proyecto con esos cubos, que era un poco un juego pero que disciplinaba un poco
el manejo del orden que era la geometría y los volúmenes.
Y, a ver qué otro curso más… yo creo, no sé, me
parece que lo más interesante fue eso.
JMV: Y terminaste en el año…
ML:-Yo
terminé de cursar en ´61 y me recibí en el ´63. Porque empecé a trabajar con
una gente y quería hacer maquetas 1x1, como yo decía. Entonces a fin de año iba
y daba un par de exámenes. … de esa manera conseguí terminar.
Y después estuve de
docente con Wladimiro. Una cosa muy curiosa, yo era alumno todavía. Estuve… me
llamaron a mitad de año, algo muy raro porque me dijeron “bueno”… me dieron
Diseño 2. Yo era muy chiquito, tenía en general alumnos más grandes que yo. Y
me dijeron “bueno, te vamos a dar los alumnos-una cosa muy rara-… te vamos a
dar los malos y los locos”. Con lo cual, Diseño 2 eran los que llamaban los
malos y los locos. Y uno de los locos, y ojo porque no orientaban, no te decían
la locura que podían tener y entonces uno de los chicos que era alumno, que yo
lo conocía de afuera, que no sabía si era bueno o malo, a mitad de año me dan
las entregas, de los malos y de los locos, y yo digo “este chico-que al
conocerlo de afuera sabía quién era-, este me parece que no es malo y loco
tampoco”. “Este es bueno”, le dije. “Bueno, está bien, te lo vamos a sacar”. A
fin de año discutimos la nota de ese chico y de otro chico. Yo estaba ahí con Caputto,
muy buen docente, Alberto Caputto. Y yo digo “este chico, para mí, es 10”. Y el otro, que era un
funcionalista ortodoxo que andaba con un libro, que era el Griffini. Una
especie de Neuffert.
JMV: Sí, sí.
ML:-Y
había encontrado la receta justa, lo que le recomendó el doctor. Y hasta
discutimos la nota, yo decía “este 10”
y los otros decían “no, 10 el otro”.
Hicimos un pacto: 9 a
los dos. Dije “mirá, este chico, el año
que viene, se queda en el taller de Wladimiro, no encuentra la vuelta en el Griffini
y lo suenan. Y el otro vas a ver”. El otro era Tito Varas. (se ríe)
Y el otro chico un
año después, yo ya no estaba en el taller de Acosta, estaba dando exámenes… y
una chica amiga me dice “¿sabés quién sonó? Este chico”. “Yo dije que el día que no encontrara la
receta justa en el Griffini lo iban a sonar”. Muy buen chico, un chico de San
Juan era. Y efectivamente, eso fue lo curioso. Estuve dos medios años ahí.
Y después el
proyecto de Tito de Varas, el segundo
cuatrimestre,-que venía a corregir conmigo aunque estaba con otros docentes- fue
muy bueno. Realmente muy bueno.
Y el otro de quien yo
me acordaba los proyectos, que a veces corregía conmigo pero no era alumno mío…era
Miranda. Yo calculo que pasaron 25 años o más, un día llamo a lo de Carlos
Lebrero y me atiende quien era su socio, que era Miranda, que lo mató un
ladrón, no sé. Y nos quedamos charlando, y yo le conté el proyecto Diseño 2 a Miranda,
que me lo acordaba. Y quedó sorprendido. Un proyecto bastante lindo de unos
cubitos blancos sobre pilotis De algunos proyectos uno se acuerda. No todos,
pero algunos.
JMV:-Algunos sí.
ML:-Y
después no demasiado más. … y los exámenes…el chico cuando entra a la facultad
no sabe por dónde pasa la cosa. Yo al principio, la primera mitad de la carrera
saqué 10 en todos los exámenes y la segunda mitad me sacaba 4, robaba y me
dedicaba a otras cosas. (Risas). Porque más o menos había encontrado la punta.
Pero bueno, esa es una cosa que en general le debe pasar a todos los chicos.
JMV:-Eras también muy prolijo, en Matemáticas
sacás 10.
ML:-Sí,
sí, sí. Yo en esas materias era fantástico.
JMV:-El proyecto es otra cosa.
ML:-El proyecto hubo
que descubrirlo.
JMV:-Te mueve el piso.
ML:-No, no, pero a mí
me gustaba. Pero, lo que te decía, yo aprendí…
JMV:-Da un cierto tiempo eso.
ML:-Pero además aprendí
que a uno lo asustaban, como que era un misterio. Y el tema del misterio yo
aprendí que hay que evitarlo en el alumno y que si podés ya en Diseño I tirarle
un proyecto de entrada, tirále un proyecto de entrada. Aunque se equivoque, que
no tenga miedo de equivocarse. Yo creo que eso… es decir, hay cosas que a uno
le pasan y que después le resulta más fácil entender cómo es en la cabeza del
alumno, ¿no?
JMV:-Claro. Está bien, muy interesante.
Sondereguer no había aparecido hasta ahora en las entrevistas…
ML:-Y alguien más que
me olvidaba.
JMV:- Yo lo conozco mucho a Sondereguer porque
era muy amigo de mi viejo.
ML:-Un tipo realmente
muy interesante. Y en primer año, el
titular de Visión era Crivelli, que es uno de los que hizo el Mercado del
Plata. Que tengo entendido que también estuvo, aunque en algunos lados figura y
en otros no, Catalano. En algunos lados figura Catalano.
JMV:-Y otro más, eran como tres.
ML:-Sí, Heinzemman o
algo así. Con “h” empezaba el tercero.
JMV:- Heinzemman, sí.
ML:-Y era un tipo
también muy interesante. Con el mínimo trato que en un taller de Visión de mil
y pico de alumnos podía tener un alumno de un grupito de un taller con el
titular. Pero era interesante.
JMV:-Así que vos empezaste en…
ML:-En el ´56.
JMV:-Ah,
el ´56.
ML:-Sí.
JMV:-El año que yo terminaba.
ML:-Vos terminabas ese
año.
JMV:-Yo terminé con Clorindo Testa.
ML:-Claro.
JMV:-Me fui al Chaco.
ML:-Ah.
JMV:-Me recibí y me fui al Chaco a fundar la Facultad de Arquitectura.
ML:-Mirá.
JMV:-Estuve cuatro años ahí, hasta el año ´61.
Así que venía a Buenos Aires. Cuando fue
la actuación del sesquicentenario vine del Chaco y escribí en un número de la
revista de arquitectura un comentario.
ML:-No, y después… la
exposición esa que hice en Kenlaro, yo me acuerdo.
JMV:-Que la dirigía Bonet, y que hicieron una
estructura inflada.
ML:-Sí, yo me acuerdo.
Incluso me acuerdo… y le dije a…
JMV:-El pabellón francés, que después fue la
facultad, ¿no?
ML:-Bueno sí, el de Outinord.
No el de Outinord, el de la empresa… Pueyrredón Construcciones, creo que la
había hecho. Y… me acuerdo el pabellón de Yantorno padre, se lo conté al hijo,
que era una especie de espiral de ladrillo con un techo de lona, una cosa así.
JMV:-Ah, mirá vos.
ML:-Sí, sí. Y después también,
como teníamos horarios distintos-no era que uno cursaba de mañana, de tarde o
de noche sino que teníamos horarios salpicados, uno vivía en la facultad- y
mucho de ese tiempo me lo pasaba en la hemeroteca y en la biblioteca.
JMV:-¿Dónde estaban? ¿En Independencia?
ML:-No, en
Independencia hicimos 1 y 2.
JMV:-¿Y en Perú?
ML:-Después el resto
sí, en Perú. Y en la biblioteca y la hemeroteca uno vivía todo el tiempo. Y ahí
siempre tenía tres libros y tres revistas prestadas.
JMV:-En el Querandí, ahí, en la esquina del Querandí.
ML:-En la esquina del
Querandí, que es donde lo esperé a Dergarabedian, que nunca vino. (Risas).
JMV:-Bueno, muy bien che.
ML:-Bueno.
JMV:-Fenómeno.
ML:-No sé que más.
JMV:-Estamos en un importante trabajo de
desgrabación.
ML:-Me imagino.
JMV:-Y después pensamos, para el año que viene
hacer una materia optativa “Historia de la enseñanza de la arquitectura” y de
todo esto para que la gente que haga monografías sobre las memorias de ustedes
haga un curso de la historia de la enseñanza de la arquitectura.
ML:-La gente no conoce
eso, claro, la gente no conoce eso.
JMV:-Pero se estudian a todos los que están
archivados…
ML:-Sí, sí, sí.
JMV:-Y entonces, con esa gente, hacer… el orden
de… pedirle a ustedes que vayan donando digitalizado el material que ustedes
crean…
ML:-Claro.
JMV:-Vamos a formar el nicho de cada uno de
ustedes.
ML:-Sí, claro, claro.
JMV:-Ya este año que viene van a venir los
egresados del ´80 hasta el ´95. Y a partir de ahí, en el año siguiente, vamos a
hacer exposiciones con los que tienen una década de arquitectos.
ML:-Ajá, está bien.
JMV:-Es decir, cuando un tipo termina, a los diez
años sabe que acá hay una reunión donde puede contar todo lo que hizo.
ML:-Sí, está bien eso.
JMV:-¿Entendés? Se hace como una cosa automática
y una costumbre. Y me parece lo mínimo que una facultad tiene que hacer.
ML:-Claro. Y después,
la otra cosa son los concursos.
JMV:-Ah, sí.
ML:-Que yo siendo
alumno -una o dos veces- colaboré con Solsona. Pero para hacer un planito,
tenía un examen al otro día. Fue muy poca cosa. Después sí empecé a hacer
concursos a rolete.
JMV:-Ah.
ML:-Sí, después hicimos
ya… yo diría casi todos, todos.
JMV:-Y bueno, eso andá pensando.
ML:- Si bien no creo
que haya fechas, información hay en cantidad.
JMV:-Sí, está. Con paciencia va a haber que ir armando un archivo que en un
momento se puede intercambiar con otras facultades, ¿viste?
ML:-Ahora, además hay
cosas curiosas con los concursos. Yo me acuerdo que el primer concurso que
ganamos fue el Panteón para los servicios sociales del personal de seguros, que
era en Chacarita. Para una especie de obra social.
JMV:-Sí.
ML:-Entonces nos llaman,
la revista de la Sociedad Central
la hacía un periodista de La Nación. Entonces nos llama al diario La Nación para hacer el
reportaje y nos dice que “esto va solamente para la revista de la Sociedad Central,
porque ¿cómo La Nación,
la página de arquitectura, va a publicar algo sobre arquitectura funeraria?”.
JMV:-¿Así te dijo?
ML:-Sí, Bueno, que en
esa época no había aparecido Aldo Rossi, ¿no?
JMV:-Ah, claro.
ML:-Y después hicimos
un concurso en el sótano de Soto. Estábamos en segundo año, una cosa así. Nunca
habíamos proyectado y alguien nos dijo que había un concurso. Entonces
empezamos a hacerlo. Estaba Libedinsky, Mario Goldman y no sé si Horacio Ramos
también. Era una especie de escuela con orfanato por Chubut, no sé dónde.
Claro, nunca habíamos proyectado. Era un tema grande y cada uno se llevaba un
pedacito. Y yo me acuerdo que un día vino Horacio Ramos y nos resolvió un
costado. Pero él no tenía idea de cómo seguía para otro lado. (Risas). Pero era
tan ridículo que además nos equivocamos, y nos enteramos que había que entregar
dos días después de vencido el plazo. Y se entregaba en un departamentito de a
calle Córdoba y fuimos a entregar y nos dijeron “Sí, ¿cómo no?”. Entregamos
fuera de fecha y todo. Nunca se supo quién ganó. (Risas). Se decía que era un
ingeniero. Y alguien nos contó un proyecto de Repossini con un patio
introvertido, protegido del viento, que lo escuchamos y dijimos “este
entiende”.
Entonces
dijimos “claro, un proyecto en un lugar con el viento, con el clima,
introvertido, con un patio central, no sé qué”. Dijimos “la pucha, a nosotros
no se nos había ocurrido”. Lo que sí, yo me acuerdo que estudié unos
dormitorios con un tema del norte, del viento, de las vistas, y donde dentro de
una línea empezaba a hacer una especie de chanfle y la fachada terminó
siendo-muy berreta, como la puede hacer un chico de segundo año-muy parecida a
esos dormitorios de Stirling, de los dedos de la mano que miran… bueno, tenía
mucho que ver, pero de pura casualidad. No tenía la menor idea, casi, de quién
era Stirling en esa época.
Y
después, el otro tema que era interesante era el del tipo de arquitectura que
uno veía, ¿no? Y que a uno le gustaba. Yo me acuerdo que Solsona, que sabía que
había cursado con Caveri, decía “vos sos un telúrico”. El tema de los
telúricos, eran los que…
JMV:-Sí, las casas blancas y todo esto.
ML:-Y cuando nos dio la
casa del intendente, una casa de 500m… yo, no sé por qué, todas las semanas
hacía un proyecto a la manera de distintos arquitectos. Era un poco un
disparate, pero que me servía mucho. Recuerdo haber hecho un proyecto gaudiano,
Y ese año hice un proyecto aaltiano y un
proyecto corbusierano, un poco influido por Soto.
JMV:-Y por Bidinost.
ML:-No, a mí Bidinost
no me influyó gran cosa. Soto sí.
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