Arquitecto Carlos Dodero

Entrevistador: Arquitecto Juan Molina y Vedia
Lugar y fecha: Buenos Aires, 9 de setiembre de 2005
                                                      
Yo alumno - Yo arquitecto

Carlos Dodero (CD): Todos pensaban que por mandato familiar yo iba a ser médico. Mi papá había estudiado y había abandonado, mi tío era médico, el partero que la ayudó a mi vieja, era mi tío, era médico en Entre Ríos; entonces yo iba a estudiar medicina, era médico mi tío más querido, el que me regaló mi primer máquina de fotos, así que yo tenía que ser médico. Se podía hacer un curso para entrar sin ingreso estando en el Liceo en cuarto año, tercero o cuarto año, y tenían una buena sala, el Liceo tenía buenos profesores, por supuesto no me acuerdo ninguno.

JMV: ¿dónde era?

CD: En San Martín.

JMV: Ah, el Liceo Militar.

CD: Claro. Yo soy soldado tirador, especialidad en llanura. Claro, yo vivía en el sur, entonces, cuando vino el secundario ya mi viejo tenía que tener pase, era gendarme, estaba en la frontera y tenía que venir a Capital, entonces la elección era vivir con dos tías solteras y una abuela y un abuelo, o ir al Liceo Militar hasta que ellos vinieran del sur a Buenos Aires, que calculaban en dos años. Entre las dos cosas -mis tías eran un plomo total- elegí el Liceo, me parecía una aventura tipo boy scout. Me equivoqué fierísimo porque después me enteré, mis
tías en realidad regenteaban un colegio de mujeres, vivían en una punta, hubiera sido mucho más divertido que con los milicos. Después ya tenía becas, beca por estudio, beca por mi viejo gendarme, me quería ir en segundo y no podía, para irme, mi viejo tenía que pagar toda la beca, lo cual era imposible mentalmente y económicamente. Entonces seguí cada vez abandonando la beca, y cada vez más a fondo de la tabla, porque ya en tercero, si hacía cuarto y me iba en cuarto, me salvaba de la colimba, así que ya en tercero, que ya no me lo bancaba, dije… un año más, porque después peor va a ser un año o dos de colimba. Y aguanté un año más. No sabía cómo hacer para que me echaran (entonces no se podía tener previas, era muy estricto), entonces elegí Italiano que me parecía la más fácil para después tener que darla, porque yo no estaba acostumbrado a irme a examen en verano. Era un régimen muy duro para estudiar, uno no tenía ayuda, estabas internado hasta el sábado, había que estudiar solo, dependías de vos, cuando te faltaba tiempo para estudiar, yo me acuerdo, no podías escaparte, no podías faltar si era un examen, tenías que esconderte en el techo de un baño, era una vez cada mil que te podías esconder, porque era un despelote total, tenías que ir a estudiar a la noche a las tres de la mañana al baño, porque si estudiabas antes despertabas a los compañeros y se armaba también lio, era muy duro, tenías tres horas para estudiar y las tres horas estudiabas. Cuando terminé quinto año en Morón por ejemplo, con lo que estudiaba en el colectivo me alcanzaba, era facilísimo, y me guardé italiano, me costó mucho no aprobar italiano, hacerme el pelotudo, callado la boca, y todo para que no me aprobaran, porque quería que me echaran. Entonces iba a estudiar medicina, por ese legado, pero cuando casi me desmayo viendo los cadáveres, no sabía qué hacer, entonces alguien, no se sabe bien quién, encontró un cuaderno de una maestra que decía: “este muchacho dibuja bien y le gusta dibujar, va a ser algo así como arquitecto o artista”, algo así y eso mas…no sé realmente como empecé…, tal vez también mi viejo. Mi viejo en el sur, (yo tengo acá los libros de construcción de mi viejo de Editorial Construcciones) hacía casas para los marineros. No…, en el norte, en Corrientes, después lo pasaron del sur a la frontera, al río, al Uruguay, él era del Uruguay de Entre Ríos, era de río, y él hizo casas. Ya él, viejito, (ya murió)… yo hice un tour y fui a ver las casas. Hizo una docena de casas con los marineros, un proceso de autoconstrucción en el año ’45, por ahí, en Corrientes, en Paso de Los Libres, en Mocoretá, cerca de Paso de los Libres. Se vino a Buenos Aires, se compró dos o tres libros. Ayer. Ramón, mi hijo, buscando un libro sobre dosificación de hormigón encontró uno de esa época, y con esos libros hizo las casas con los marineros. Volvimos cuarenta años después  y estaba todo bien; tal vez eso de verlo trabajando cuando era muy chiquito, que sé yo?, no sé cómo, pero acá ,estamos viviendo del lápiz, realmente viviendo del lápiz, a veces me preguntan ¿de qué?… del lápiz porque como no pasé a la computadora, personalmente yo vivo del lápiz, con la ayuda de todos los demás que usan la computadora, no es un orgullo te digo.


JMV: Si, yo no pasé a la computadora tampoco. Yo hice el curso todo pero después me di cuenta de que había que practicar, si no era inútil.

CD: Sí no hay más remedio que darle... Elita, mi mujer, arquitecta, dibuja bien, porque está en la mitad de camino, dibuja como si dibujara con rapidograh. Es la única que dibuja espesores en la máquina y no todo 0,1, pero pasó tres años jugando al solitario, probando los botones, lleva mucho tiempo, hay que tener tiempo y voluntad, es pura práctica y siempre estás detrás.

JMV: Silvia dibuja todo, aprendió enseguida, hizo el curso conmigo pero después siguió y bueno, domina todo.

CD: Es la única forma. Yo me acuerdo de Carlos Rajlin que era socio mío en cancillería, él empezó -me acuerdo- con un moishe que tenía que hacer una casa  en el Tigre, y me llama un día y me dice mirá… y estuvo tres meses dibujando un muelle que eran tres maderas y dos bulones, yo me acuerdo perfecto, no sabía qué hacer y después, veinte años después, ya podía trabajar con la computadora en algunas cosas, aunque lo pesado lo hacia un profesional de la máquina. Bueno…
JMV: Bueno, entonces contame “yo alumno”, ¿qué cosas te surgen?

CD: ¿Yo alumno? De memoria…, de nombres…, no. Tiempo largo, yo tardé mucho.

JMV: ¿en qué año entraste?

CD: Qué sé yo, a ver…,  tardé 13 años, me recibí en el ’72 habré entrado en el ’60, una cosa así ¿Por qué tardé tanto? bueno soy un mal ejemplo para mi hijo, pero primero trabajaba, yo empecé a trabajar desde el primer año, estaba en primer año, vivía en Castelar, Ituzaingó, y era celador en un colegio en Liniers. Estuve un año o dos años en eso, después…

JMV: Mario Roberto Álvarez fue celador en el Buenos Aires.

CD: Sí, eran chicos grandes, eran iguales o más grandes mentalmente que yo, tenían excusas grosas para faltar, muy grosas. Había uno que estaba en la planta alta, en los cursos mayores, que formaba agachado, casi de rodillas, no podía hacerlo parar yo y después me explicó. - “Mirá, Dodero, lo que pasa es que abajo hay un pibe del barrio y mi vieja cree que estoy en quinto y esto es cuarto”, ¿cómo hacía para que la vieja no supiera? así que no lo podía ver el pibe en cuarto. Después otro que me pidió faltar un día, no me quería decir por qué, porque, - “mirá que es una hora libre que tengo, ¿no podes?” – “¿Qué es lo que te pasa?”- “Tengo un aborto querido, tengo un aborto”- me decía-. Bueno, eran excusas muy grosas, era muy fuerte ese colegio, no podía no dejarlos faltar. Mi recuerdo fue ese tipo, tenía que faltar porque tenía un aborto, las otras excusas eran pueriles al lado de esa, eso después de hacer quinto año en Morón, cuando me echaron del Liceo. Y después fue lento porque había materias que me costaban mucho, aparte de trabajar. Matemáticas 1 me costó mucho, matemáticas 1, creo, creo eh…, ahora ya es un orgullo casi, entonces digo tardé cuatro años en aprobarla, pero claro, cuatro años, pero porque no soportaba los prácticos, me llevaba, ¿te acordás de este hombre, Ottonello de Cosmografía?, nos llevaba a la Unión Ferroviaria, sí esto realmente es volver a vivirlo; nos llevaba, sí, porque no había lugar ahí, necesitaba un salón más grande, al cine Unión Ferroviaria que está a tres cuadras de Independencia.

JMV: Esa obra la hizo mi viejo ¿sabes? Es un proyecto de mi viejo.

CD: ¿Ah sí?, no me digas. Muy lindo.

JMV: Muy lindo. Una obra buenísima.

CD: Muy Kalnay, el frente es medio Kalnay. Mira vos...

JMV: Es de mi viejo con una empresa que era Franzetti & Justo, que era un hijo de Alicia Moreau de Justo.

CD: Mirá vos las vueltas de la vida. Bueno, él nos llevaba a las dos de la tarde más o menos ahí, entonces se ponía así el gordo y decía: “yo soy el sol”, traía a otro, “vos sos la luna” y el otro giraba alrededor y qué sé yo, y así veíamos una en el escenario y éramos treinta, cuarenta, atrás escuchándolo y duraba hasta las tres y pico, a las tres y pico… esto realmente… sí vale la pena esta charla, a las tres y pico empezaba a entrar la gente de la matinée, los viejos, tres y pico, cuatro, por ahí le erro con las horas yo, empezaba a entrar la gente de la matinée y se quedaba dos o tres filas atrás mirando la última parte de Ottonello, y había dos o tres vagos que ya que estábamos ahí nos quedábamos a ver una película de arriba. Esa era una de las causas, por lo menos,  de haber perdido un año, porque perdía la continuación y desaparecía ahí yo, en el cine, hasta la noche, con dos vagos más. Y después te… pero era así ese espectáculo, dejaban dos filas y venían los viejos, toda la gente, los pibes, y escuchaban la última parte de Ottonello. Lo que habrá influenciado Ottonello en el barrio no lo sé pero muchos habrán salido sabiendo cosmografía, en el cine que hizo tu papá, mirá vos como se cierran los círculos. Después trabajaba en la misma facultad atendiendo la librería del centro de estudiantes. Era un problema también porque lo que me pagaban me lo gastaba, llegaban dos libros y me compraba uno yo y el otro el amigo mío y no había para vender y el tipo decía ¿se vendieron? No, lo compramos nosotros, teníamos descuentos. El centro de estudiantes… seguramente hay alguna otra cosa, después éramos tres, cuatro, cinco amigos, un amigo Coco que en esa época estudiaba ahí, que ahora está en Bélgica tocando el clarinete en el subte, exiliado, tira como puede pobre, cada tanto viene, cada tanto voy a verlo. Era otra facultad, era más chiquita, abajo jugábamos al ping pong, a veces nos quedábamos hasta tarde y nos quedábamos a dormir adentro, porque tenía que volver a Ituzaingo, nos quedábamos a dormir adentro del centro de estudiantes, mi otro amigo atendía el bar.

JMV: ¿En qué edificio estaban? ¿En la calle Independencia? ¿El convento?

CD: Sí, sí, el de la calle Independencia.

JMV: Entonces entraste en el ’59.

CD: Sí, más o menos, yo  probé todas.

JMV: Pasaste a Perú y Alsina un poco.

CD: No… estuve en Perú al final, donde me sonaban. Estuve en Perú donde era más rebelde, donde me decían: “sin saco no puede dar examen”, ah… ¿sin saco no puedo dar examen? ¡Guárdatelo! Estaba esperando la más mínima excusa para borrarme; “yo tengo, te presto uno”, no, no, no doy, si es sin saco ¿cómo no voy a dar sin saco? no podía dar examen sin saco, entonces me iba y así perdía una fecha. Y estuve también en los galpones. Sí, yo recuerdo dos profesores de los galpones, recuerdo uno, de los galpones, recuerdo a …la gente no conoce, esto es un tema que algún día hay que sacarlo en publicaciones; cuando vos criticás que los pibes de ahora ven solo Croquis, se lo dije a Ramón, que está en cuarto le transmití tu opinión, y me dice, lo que pasa es que hay poca publicación de acá, aparte de que el mundo es el mundo y la Argentina es la Argentina, la Argentina es así y el mundo es así.

JMV: Y bueno, acá hacíamos una revista y no nos pagaban los anunciadores.

CD: Pero aparte de la Argentina es así y el mundo es así, para eso y para la producción de bienes o para la producción de tantas cosas, acá hay menos publicación. La gente creo, es importante que la gente conozca, yo rastree fotos para tus paneles pero no encontré nada todavía, de que estudiaba arquitectura en un galpón de madera laminada con arcos de 70 metros de luz, o 50 o 60, con entrepisos y que eso era un Pabellón, creo que era Peugeot.

JMV: Francia, el Pabellón de Francia del Sesquicentenario.

CD: El Pabellón de Francia del Sesquicentenario, y lo que nos quedó es la confitería, la confitería es de esa época, es de esa exposición, la que está detrás del museo ¿Cómo se llama la confitería?

JMV: Quedan de esa exposición, y hay una escultura también.

CD: Pero esa confitería metálica, racionalista, Mies Van de Rohe, mantiene una buena lectura a 60 años, es un objeto Mies, puesto ahí en el parque, que no molesta, que podrías hacerlo mañana, podrías perfectamente hacerlo mañana.

JMV: Lo dirigió Jannello[1], y estaba Bonet[2]. La exposición de 1960 fue eso. Yo estaba en el Chaco, yo venía del Chaco.

CD: Ahora, qué potencia; acabábamos de pasar la época peronista de crecimiento industrial y demás para que la gente pusiera eso ahí, era importante, para nosotros era… que un stand pudiera durar 20 años más, hasta que lo quemaron, dicen las malas lenguas, los del Italpark, que querían crecer, eso es lo que dice la leyenda.

JMV: Lo quemó Zanón, Zanón era el dueño del Italpark, es así.

CD: De ahí, yo no tengo memoria, puedo tener algunas imágenes que me quedan grabadas.

JMV: Te acordabas de un docente… decías vos.

CD: Sí, me acuerdo de Danon, pobre Danon que lo han castigado tanto, de Isaac. Con Isaac yo aprendí a perderle el miedo a las estructuras.

JMV: Fue mi profesor extraordinario, y sigo trabajando con él, me calcula todo.

CD: Impresionante. Yo lo llevé a mi hijo a mostrarle la barbaridad que le hicieron a la torre de Belgrano porque decían que se caía.

JMV: El ganó todos los juicios te aviso, en algún momento podemos hablar de ese tema. Y yo estuve con Grafigna que es un ingeniero mendocino, que fue en el juicio el tipo que hizo todos los estudios, y viajé con Grafigna en avión de San Juan a Buenos Aires y me dijo que todos los cálculos de Danon estaban bien, que lo que pasa es que en algunos lugares él iba a la mañana, veía todo, decía que llenaran y cortaban y se afanaban los hierros, que acá en 11 de Septiembre falta toda una viga, la desarmaron los tipos, no hay ningún error en los cálculos. Me lo dijo Grafigna que no sabía que yo conocía a Danon. Eso es lo más notable.

CD: Seguramente jugaba un poco al mango, jugaba en el límite.

JMV: Claro y era una época que había mucha construcción y entonces él iba a muchas obras, y la gente…

CD: No hace falta que se roben los hierros, alcanza con que no dosifiques bien, si trabajás al mango. Él trabajaba al mango, esa puede ser…la única crítica es que también tenés que pensar, y en Arquitectura lo mismo, en qué país estás, con qué mano de obra hacés las cosas, y vos no podés pedir las cosas como si estuvieras cubriendo aluminio en Francia.

JMV: Yo te digo que yo lo uso a Danon y pongo un coeficiente de eso, lo pongo sin contarle a él y hace años que hacemos cosas juntos, unos agarres, cosas. Hemos hecho estructuras sin ninguna columna con muros portantes de ladrillos que los mandamos a ensayar al INTI, unos ladrillos cordobeses, 40 kilos por centímetro cuadrado.

CD: Es una alegría ¿Qué edad tiene?

JMV: Es grande, fue mi ayudante, él me enseño estructuras a mí, me calculó una escuela en Banfield, ahora.

CD: Qué bueno, me gustaría un día verlo.

JMV: Yo lo veo comúnmente, nos está calculando el Sanatorio Colegiales.

CD: Un día me vas a dar la dirección y lo voy a ir a visitar porque te digo, si viene mi mujer o viene algún compañero y me tira, empiezo a recordar, pero si yo tengo que contarte a vos me vas a oír hablar de dos. De Danon me quedé muy impresionado, me movilizó tanto además, no te puedo decir exactamente qué Estabilidad hice, que tardé cuatro años en aprobar matemáticas, uno porque no le encontraba el sentido a la cosa, me aburría; después hice Matemáticas 2 y Estabilidad 1, 2, 3 y 4 las hice en dos años, hice año, verano, año, verano y me di el lujo de sacarme un diez en la tres o en la cuatro, no sé, una de ellas, creo que ahí le encontré el sentido a Matemáticas y al cálculo en la práctica… y Danon que nos movilizó. Danon nos hacía hacer, pero eso es una imagen vívida, como si hubiera pasado esta mañana, Danon nos hacía hacer unas placas de 50x50 de yeso con, él especificaba bien el espesor, cómo hacerla, qué sé yo, cada uno se la hacía en su casa, uno tenía que traer una placa, una mesita de madera, un cajón de madera de 15 cm de altura, recuerdo una cosa así, un cajón de madera con un forro de plástico, en grupo hacíamos todo, para poder cargar agua, entonces traíamos placas con malla de hilo sisal, sin malla, con diferentes composiciones de la armadura, que era en general hilo, hilo sisal fino, una cosa así, entonces poníamos el cajón y él decía vamos a trabajar por ejemplo la placa con cuatro columnas, cuatro maderitas, no el cajón era más alto porque poníamos la placa en el medio con las cuatro columnas y entonces el plástico arriba y empezábamos a cargar agua. Había un tipo, uno de los alumnos que iba, enchufaba la manguera, estábamos cerca del baño, otro iba al entrepiso y era el encargado de fotografiar lo más vertical posible la rotura de la placa y el otro cargaba y estaba centimetrado con una maderita la carga, había una relación entre carga y cantidad de agua, lo más importante que pasaba es que generalmente había una inundación porque el encargado de cerrar la manguera quería venir a ver qué pasaba y dejaba la canilla abierta. Y Danon entonces preguntaba ¿Cómo se va a romper esto? Y entonces había un pizarrón y todo el mundo decía: acá, acá y Danon decía así, así. Sí eso se va a romper así. Y se rompía así, y después probábamos con dos columnas, con una central, tres columnas y el de arriba que fotografiaba; en la vida no me voy a olvidar de eso.

JMV: Y él fue mi ayudante en mi último curso de estructuras con el ingeniero Gallo y en Montevideo. Había un fotoelastímetro, que era una máquina que ensayaba una maqueta, la fotografiaba y salían las líneas de tensión, las líneas de fuerza y con Corona Martínez hicimos un proyecto, lo hicimos con él, con papel secante y le tirábamos con una de esas cosas de peluquero, esas que tiran agua para cargarlo, y sostenido en los apoyos, y se arrugaba, entonces había que hacer las arrugas y las perpendiculares a las arrugas eran el sistema de esa losa sin vigas. Bueno, hicimos un proyecto completo con Corona Martínez y con la ayuda de él y lo presentamos, presentamos la maqueta y ningún plano y sin embargo aprobamos.

CD: Yo lo que rescato de Danon que me sirvió a mí, seguramente, es que su forma de aproximarse al tema entusiasmaba; entusiasmaba tanto como un maestro. El otro del que vamos a hablar después, para mí, que tengo ganas de hablar, es Wladimiro. Entonces te aproximaba, pero en un tema que los muchachos piensan que es frío, que es mecánico, que lo tiene que dar un tercero, te entusiasmaba tanto como te entusiasma la materia troncal que todos sabemos que arrastra el 90% de la vocación de la gente. Cuando mi hijo se queda sin dormir, yo sé que se queda sin dormir por diseño, no se está quedando sin dormir por construcciones, o sea hay una tendencia. Él lograba… es una tendencia histórica, salvo ejemplos, es histórica, es un viejo problema, digamos qué va primero, qué va después, qué va junto. Yo creo que él despertó un interés brutal por la cosa que me permitió después acercarme entusiasmado al tema estructural. O sea yo soy un profesional que le gusta trabajar de entrada con asesores, para mí lo más interesante es el trabajo interdisciplinario, lo más rico, no lo llamo al calculista para que me resuelva el problema, pero modestamente, dentro de ciertos límites con toda modestia, cuando lo llamo vamos a trabajar en fino, porque lo grueso lo podemos hacer nosotros ya no me voy a equivocar mucho, no te digo exactamente si da 20 o 22, pero no le voy a pedir ningún absurdo, salvo que lo quiera al absurdo por una razón particular, o sea me enseñó a predimensionar algo más que el 1 en 10, lo que me permitió es abrirme el campo del interés, porque no importa tanto lo que te enseñe, sino la capacidad de abrirte interés por un tema. Eso es lo que hay que buscar, profesores que te encuentren interés en el tema, hasta creo que a lo mejor encontraríamos a alguien, no sé si no existe, que te desate interés por Legal, ya es difícil pero a lo mejor se consigue.

JMV: Sí, con Danon hizo un curso Silvia en un momento de cálculo por el método de la rotura, y calculó un edificio de 45 metros de largo en Banfield, que hicimos y lo construimos y estaba la estructura y fue Danon a ver lo que había hecho después de hacer el curso con él. Con Marisa Segre también hizo ese curso, y Danon llegó y dijo:¡que livianita que es! Y Silvia no pudo dormir después. No, el edificio está perfecto, hace treinta años que lo hicimos.

CD: Lo voy a ir a ver… lo voy a ir a ver. Otra cosa, estaba pensando cuando era estudiante, porque es una cosa que le comento a algunos amigos, a mí me achacan o me endilgan que soy medio, no constructivista de expresión arquitectónica, sino que soy medio especialista en hierros y que me gusta la construcción, aparte del diseño. Yo les digo que puede ser, de haber vivido en Ituzaingó, que en esa época crecían las casas. Entonces no era como pasar acá por una propiedad horizontal en el centro donde hay un sereno; uno pasaba por las casas en las cinco cuadras o las diez cuadras hasta la estación o las cinco cuadras hasta el colectivo y se hacían permanentemente construcciones, entonces uno se metía adentro y como alguien me despertó el Interés constructivo, a lo mejor es haber sabido que mi viejo hacia esas cosas o verlo a mi viejo haciendo cosas en la casa. Mi viejo tenía herramientas, tenía cosas, hacía cosas de crecimiento en el chalet que tenía en Ituzaingó. No me puedo olvidar que se encaprichó con hacer un murete curvo de ladrillos que hizo venir a un tipo y después quiso hacer la reja de madera curva con una banda de madera y los palitos abulonados blancos… y no me voy a olvidar que el viejo lo hacía metiéndole agua caliente, puso la madera en dos apoyos, hervía y estuvo una semana curvando la madera lentamente, dónde lo aprendió no sé, pero evidentemente yo aprendí que se podía curvar calentando y no es muy diferente a como se curva la madera, nada más que en autoclave. Agua hirviendo, mi viejo le echaba agua hirviendo y le aumentaba peso y así estuvo una semana hasta que la madera se curvó, madera dura y después la abulonó.

JMV: La Tonet, la silla Tonet.

CD: Entonces yo juntaba cosas, juntaba codos yola, qué sé yo, no sabía ni lo que eran.

JMV: Te digo, mirá, hace poco la entrevisté a Mariví Besonías que es ayudante de mi cátedra, de esta época y de repente contando todas las cosas,  en un momento me dice, mi padre era carpintero, tenía un taller de carpintería, yo de chica estudiaba en el secundario en el taller de carpintería y ella descubrió que ahora ella hace stands y tiene una particular predilección por diseñar muebles de madera y todo, pero cuando me contó esto agarró esa relación, antes no lo había notado.

CD: No… eso es obvio, lo que es seguro que es más fácil interesarse por la parte constructiva de la arquitectura (esa es una opinión muy libre) si uno vive afuera en el suburbio donde se hacen cosas todavía, donde los árboles crecen, donde hay que podar, donde hay que mantener una casa, que si vos vivís en un departamento que ya está hecho todo y que casi solamente hay que pintar… la gente de asfalto, entonces ahí se hacían cosas, yo pasaba y me metía, me metía en las obras.

JMV: Yo vivía en un depósito de materiales, la empresa de mi viejo.  El era arquitecto y tenía una empresa constructora, yo jugaba con los codos yola cuando era chiquito.

CD: Ah, bueno era completo. Yo en la cuadra, a dos cuadras… un tipo (en esa época el código era terriblemente liviano y más en Ituzaingó) este tipo hacia en un lote de 10 metros por 40, hacia una tanda de casitas que le dejaba tres metros a un lado y dos o un metro y medio al otro lado para entrar caminando, y un patio de tres, tres y uno y medio cuatro y medio, le quedaban cinco y medio y hacia una tira muy rendidora en guita, una tira de cinco metros del frente al fondo y las partía así en diez o en seis hasta planta baja que le daban casitas de cuarenta metros cincuenta, era un tano, ese tano ¿Qué aprendí yo de ese tano? Por ejemplo, que lo puedo transpolar a otra cosa, porque el tema es poder transpolar ideas a otro lado ¿Cuál es la idea? Yo veo que el tano, yo era estudiante, que el tano agarraba y levantaba la pared larga, la pared larga, hacía el piso, hacía la losa, hacía el piso de calcáreo de punta a punta, primero hacia los refuerzos, si no se le iba a caer la pared, hacía el piso de punta a punta, pero para asombrarte, porque era una tira fácil, era una tira de cinco cincuenta por cincuenta de fondo, hacia los refuerzos, me acuerdo que era donde iba a apoyar las divisiones principales, después hacia el calcáreo de punta a punta, minga de corte que es un costo, hacia el yeso de la losa de punta a punta, después levantaba los tabiques de hueco y retocaba y hacía el yeso a los tabiques, eso era un ejemplo brutal ¿Cuál es el problema de apoyar? Le hacía unos agujeros, clavaba unos hierritos, ¿Cuál es el problema de apoyar arriba del granítico? Se evitaba el corte, el desperdicio. Alguna vez después transpolamos ese criterio en algún proyecto, algunas ideas o algún desarrollo de vivienda económica.
Tanto me entusiasmó Danon que en broma, en broma, en el fondo de mi casa que había lugar, ahora al lado de mi casa, al lado del chalet que lo vendieron hay una casa que les hice yo, que fue un gran placer, vive mi mamá todavía, sola en una casa que les hice yo. Tanto me impresionó Danon, tanto jodíamos con el tema de las estructuras, que en broma hicimos la sucursal, le llamaba yo, del Torrojas[4] en Ituzaingó, y llegamos a hacer dos productos, uno que era, porque éramos estudiantes, entonces queríamos probar todo, entonces leíamos de estructuras de nylon en la India y queríamos probar estructuras de nylon, leíamos del telgopor para alivianar y queríamos probar estructuras de telgopor, Entonces dos productos fueron los que más desarrollamos en el Torrojas Ituzaingó, uno fue la loselita. Mi mujer se llama Elita Arnedo, vos la conoces, se llama Carmen y le dicen Elita; la loselita que era la losa más baratita y después hicimos la viguelita que era la viga más derechita. La loselita era (era todo junto, era el tema) la loselita era una losa de… porque en ese momento le estábamos pidiendo a mi viejo que me cediera una bandita de terreno de tres metros y medio a lo largo, él tenía un doble terreno, y yo me quería hacer para casarme mi casa ahí, con un cañón corrido prefabricado de tres metros y medio. Había hecho un proyecto de tres metros y medio por treinta de largo y entonces probamos con una losa de dos metros y pico un módulo de 50, cinco de espesor, la montábamos, teníamos un encofrado de… un plano de madera, dos caballetes, un marco de madera de dos pulgadas de altura, forro de nylon porque estábamos también probando el nylon tensado como terminación pulida, realmente habíamos hecho pruebas en chiquitito y sale como vidrio, dos manijas para levantarlo, era interesante, poníamos …hormigonábamos, también tenía malla de nylon y un poco de telgopor que flotaba, no lo sabíamos manejar, y en un momento dado que lo calculamos a ojo, alguna vez habíamos leído cuánto tardaba y no me preguntes ahora, el fragüe para poder mover el hormigón sin que se desafectara, porque abajo había una lona, arriba de la madera, yo me olvidé, había una lona, entonces agarrábamos con los palos de las puntas, teníamos dos caballetes preparados, en vez de a dos y medio a dos metros o a uno ochenta para la catenaria, agarrábamos la losa al comienzo del fragüe antes de que se desparramara, la apoyábamos en los caballetes que estaban a menos distancia y quedaba colgando con la lona. Hormigonando ahí veinte días, entonces tomaba la catenaría, que habíamos leído que descargas horizontales no iba a tener, y ahí hormigonaba tranquila sin molde complejo, cuando terminaban los veinte días la dábamos vuelta, al darla vuelta se fisuraba por la mitad casi seguro. No nos preocupábamos mucho porque habíamos leído que se acomodaba sola por el peso, y ahí la apoyábamos y le poníamos carguitas con bolsitas de arena y todo andaba bien, pero yo era muy ansioso, me excitaba mucho, no podía esperar tanto ensayo, entonces, Elita camina, y Elita caminó y se vino a la mierda la loselita porque después estudiamos, fuimos a preguntar qué se yo, e investigamos que al subir había provocado malas cargas concentradas en un sentido, había caminado ella, eran 60, 50 kilos sobre una losa de 2”. Anduvo muy bien hasta que la dimos vuelta, fue una buena experiencia, tenía todo mezclado, telgopor junto en algunos lugares porque no teníamos mezcladora, todo a mano, y después hicimos la viguelita, la más derechita, que también probamos una viga con una armadura de nylon común, una armadura de nylon con nudos, porque no sabíamos, para que no arrastrara, compramos el nylon de pesca de tiburón más duro que encontramos, no de tiburón, pedimos el nylon más duro que había, le hicimos nudos pensamos para que no se arrastre, para que no patine, hicimos dos vigas. Eso anduvo bien; bueno la otra también anduvo bien, hicimos dos viguitas de un metro y pico; porque el tema del tensado ya nos excitaba, el tema de tensar la losa nos excitaba, como idea ¿no? que puedas tensar y después se apriete. Entonces pusimos una con el nylon común, la otra, todo de entre casa en el Torroja Ituzaingó, la otra la queríamos tensar y le pusimos peso en las puntas del nylon para que estuviera bien tensada y lo dejamos ahí veinte días, a los veinte días una se rompió a los 30 kilos y la otra aguantó hasta los 80, nosotros solos, no había forma. Cuando Terrabusi hace 5 años, 6 años, nos pide una ampliación, que me permite eso, me permite conocer el tema del postesado el pretensado y demás, algo más, un poco más profundamente que la compra de ladrillos que son viguetas pretensadas, y nadie sabe muy bien qué carajo es. Entonces heredamos una ampliación de una obra que tenía grandes casetones y se la resolvimos… para grandes cargas, para amasadoras que tienen una dinámica de diez toneladas y qué sé yo. Con Blanco que es un buen calculista amigo mío, hicimos un postesado con los chilenos que son especialistas en postesado y bueno, una estructura que tenía 80 centímetros de altura de casetones la resolvimos en treinta de hormigón macizo, con lo cual los tipos ganaron medio metro de altura que era muy importante para las máquinas y fue un espectáculo hacerla, fue un espectáculo, las fotos donde se ven los pirulos azules y amarillos y las máquinas postesando. A los tres meses de inaugurado cuando empieza a funcionar me llaman y me dicen, CD prendemos la amasadora tres y tiembla, y yo temblaba, tiembla un poco, yo no dije que no tiemble, algo va a temblar, son flexibles las estructuras, lo dije, repetí lo que me había explicado Blanco que iba a pasar, pero así estaba fruncido, ¡tiembla! Tranquilos temblar no es caerse, siempre va a temblar, si una estructura de 80 de altura, las dos soportan igual pero esta es más flexible, quédense tranquilos, nunca pasó nada. Creo que estos primeros postesados hicieron que cuando en la empresa discutíamos altura, y dije algo de pretensar una losa, eran losas de treinta por treinta……………

JMV: Los puentes de la General Paz que hizo Vautier en el año ‘36 fueron los primeros tensados antes de hormigonar, están tensados ¿los conoces esos? Todavía quedan.

CD: Sí, sí, el interés de eso… bueno el tema que puede servir para “yo alumno”, si te interesa, es… que el tema no es hablar si uno sabe o no sabe de postesado, creo que eso fue, que eso me sirvió para que una obra de tipo industrial… creo que eso es un hecho creativo, solucionarlo con el postesado…y demás tan valioso como la buena ubicación de una abertura.

JMV: Sí, sí. Es un tema que a mí me preocupa mucho que no se dé cuenta la gente que hubo ingenieros creativos y que la ingeniería es creativa y que la ciencia es creativa; la ciencia no estaba hecha, fue hecha por los hombres.

CD: No, pero ahora está cambiando un poco vía Calatrava [5]y hay que rescatarlo a Nervi. De cualquier modo me parece que lo que hay que rescatar, no es los ingenieros, hay que rescatar que las obras, a pesar de que yo estoy haciendo un panel que dice lo que no pudo ser, que son las obras perfectas porque nadie se queja, no filtran, no hay accesibilidad discutida, nada, es real que la obra que importa, la que en definitiva importa es la que se consume, la que se consuma y se consume por la gente. Y bueno lo que pasa… creo que la gente tiene que despertarse al hecho creativo, pero creo que ahora, en este momento, es más fácil usándolo por ejemplo a Calatrava, o sea si los pibes y yo inclusive nos orinamos mirando Calatrava. Yo hay obras de Calatrava que… y no me preguntes cuál es, en qué lugar, porque lo tengo que llamar a Ramón y lo llamo y le pregunto, porque estuvimos hace dos años, en unos puentes, en una terminal que está por Suiza, por no sé dónde, que es impresionante el planteo urbano de ese lugar,… está bien, hay un punto en que se convierte en un Barroco, rápidamente.

JMV: Hay una parte de la arquitectura de él que a mí me parece muy mala, pero…

CD: Se pone… automáticamente se pone Barroco. Pero vayamos acá nomás, el puente de la mujer, no vayamos a Europa, el puente de la mujer es una obra de arte, es una obra de arte, es una esculturita, tiene una síntesis impresionante.

JMV: Y otro tipo que habría que verlo ahora, que es Niemeyer y sus calculistas brasileños.

CD: Niemeyer era brasileño, Nervi[6], que está olvidado, que hacía unas cosas impresionantes en hormigón no en metal.

JMV: Hoy estuve viendo unas cosas, unos estadios extraordinarios por el año ‘50.

CD: Ahora, de cualquier manera, está bien pero usémoslo a Calatrava, hay que usar a Calatrava para despertar el interés constructivo, porque el puente de la mujer no se puede hacer sin un dominio de la estructura, dónde están los limites y dónde está el vuelo, entonces volvemos a la frase que dijo, si no la dijo Danon la dijo otro pensador, sobre,… que las limitaciones, o sea el conocimiento de la estructura, que era un concepto de la facultad, que conocer mucho la estructura te frenaba en el hecho creativo, había otro concepto opuesto, el conocer la estructura te libera, te libera.

JMV: Sabés que hoy …, ahora un rato antes que estuve con él, recordó una frase de Clorindo Testa, que es que uno ve más, cuando imagina más. El Primiano, que era un manual que había, era una manera de enseñar que yo la tuve en el secundario, vos mirabas una cosa que era así, no tenías que imaginar nada, era todo cerrado como un paquete, la historia de la música también estaba cerrada…

CD:  agregale entonces, que cuanto más herramientas tenés, más puede volar tu imaginación, al contrario de lo que algunos en la facultad piensan, cuanto más herramientas tenés, más volás…

JMV: vos te imaginas y tu herramienta tiene que ser capaz de resolver algún problema que es  nuevo.

CD: las herramientas te abren

JMV: la manera de enseñar en el Primiano y en legal también era de repetición, te preguntaban una cosa y vos tenías una respuesta fija, cada pregunta tenía una respuesta.

CD: las herramientas te abren y no te frenan, en realidad uno puede pensar las estructuras desde un punto de vista que te limitan, y por otro lado vos podes pensar las estructuras desde un punto de vista que te abren el panorama.

JMV: Mi examen de estructuras, el último, fue con una maqueta que yo había hecho de plomo, era una bóveda de plomo, con el plomero que estaba al lado de mi casa la hice, entonces en el examen Danon me dice: “¿cómo se calcula esa estructura?” y me dan media hora de tiempo para pensarlo, a la media hora vuelvo y le digo “no sé cómo se calcula” y pensé acá me bochan y me tengo que ir; y Danon me mira y me dice: “ yo tampoco , vamos a ver entre los dos cómo se podría calcular” y entonces se pone conmigo a hacer una hipótesis de cómo puede ser y yo le voy diciendo haría esto, haría lo otro y bueno me saqué distinguido, es una manera de tomar examen completamente distinta.

CD: ¿Sabés con qué se entronca esa línea de pensamiento?, la famosa pregunta de un alumno a Einstein, cuando ya estaba en Estados Unidos, por supuesto, “profesor le pido una fórmula”, “no me acuerdo” dice, era un diálogo así, como no se acuerda Einstein, ya era famoso, “no, yo no me acuerdo, yo sé cómo aplicarla”, sé aplicarlas pero no las tengo todas de memoria, tengo que ir y leerlas, pero sé aplicarlas y jugar con ellas. Creo que también había otro que decía, en cuanto al aspecto de la enseñanza en la facultad, que el tema no era saber todo, sino saber dónde buscarlo, saber que existe el problema, más que saber exactamente la solución, lo importante es que los muchachos aprendan que la casa se llueve, y que el agua entra,  y que abandonamos el alero y eso está mal; que yo mismo he caído, siempre digo estoy diseñando hace años sin mocheta y me duele, porque me he tomado una estética en la cual me molesta el alero, me molesta la mocheta y me molestan los zócalos, tres ejemplos, y de pronto descubro ya crecidito que los zócalos son útiles, que las mochetas me sacan de muchos problemas y que los aleros no sólo protegen de la lluvia sino también del sol y no sólo protegen la ventana, protegen las paredes y es casi imposible que entre agua con un alero. Cómo hacer una estética con elementos de ese tipo, sensatos, y no manejarse con una estética que me obliga a usar canaletas internas que seguramente me van a traer problemas, porque te va a quedar la caja pura, ese me parece que sirve para discutir la tecnología…

JMV: En la facultad tener un tipo de examen como este con Danon, o como uno que inventamos con Rodolfo en el Chaco, que era un tipo que daba un examen de historia podía traerse todos los libros que quisiera para ayudarse mientras te estaba dando la lección; o Jorge Luis Borges que fue profesor de literatura inglesa y una vez contó cómo tomaba examen, sabes cuál es el método de Borges, no tenía por supuesto bolillero, ni programa, ni nada; Borges le decía “hable”, lo escuchaba y después le decía la nota, que hable de lo que quiera…

CD: Claro, lleváte todos los libros, traéte todas las cosas, porque si no podes traerte todo eso, después como profesional con qué te manejas, te manejas con libros, con folletos, con asesores, con todo, no sabés nada de memoria.

JMV: Lo terrible es que han pasado más de cuarenta años de que nosotros ya vivimos eso con Danon, que lo supimos con Ottonello y sigue habiendo tipos que siguen tomando exámenes como en la época de las cavernas.

CD: Lo que me impresiona es que abrí, con el tema de Danon, sin quererlo abrí una caja de Pandora, hace media hora, no, dos horas que estamos hablando de Danon, abramos otra caja de Pandora, el otro profesor que puedo hablar es Wladimiro[7], de Wladimiro sí puedo hablar bastante y además me gustaría encontrar el libro, porque tenía el libro dedicado por la mujer y alguien me lo robó, los dos libros tenía…

JMV: A mí me robaron “Vivienda y Ciudad” es un libro que les gusta mucho…

CD: Ese, no lo puedo encontrar, ya no lo voy a encontrar más, me quiero matar. Hay que sacarlo de vuelta.

JMV: Yo tengo esa idea, hay que hacer un facsimilar de eso.

CD: Hay que sacarlo de vuelta, con él yo debo haber hecho dos cursos, no me preguntes cuál, pero debe haber sido tercero y cuarto, no me acuerdo exactamente, pero por los temas debe haber sido tercero y cuarto. Primero por supuesto los temas de él tenían siempre un trasfondo social, o sea si él daba un hotel en el Tigre, era un hotel sindical, te lo enmarcaba, no importa mucho al final, pero de lujo no era, el hotel era sindical. Entonces qué temas hice con él, yo recuerdo dos temas, un hotel sindical en el Tigre y una escuela primaria. Con el colegio primario no le molestó que yo jodiera un poco, tenía un conoide, el gran salón cerraba, era una planta baja que se estiraba y cerraba con un conoide con una perforación de tres metros arriba y me acuerdo que todas las láminas eran en blanco y negro y el conoide tenía arriba una esfera de nylon, que me preguntaban de qué era, y yo decía de plástico y que tenía hidrógeno, porque flotaba, estaba suspendida medio metro arriba, con lo cual yo decía que la luz entraba, pero el agua no porque la desviaba y que si hacía falta cerraba el conoide. Era una locura absurda, pero todo era blanco y negro y había un círculo rojo, olvidemos eso, vayamos a la escuela, eso era una anécdota mía. Pero Wladimiro me pedía que dijera cómo se construía, o sea esa escuela tenía que tener un proceso de construcción definido y hasta una estimación de costo definido y había libertad para proyectar, no había problema.  En el hotel sindical en el Tigre, era un hotel abierto, bajo, tipo cabaña con mucha circulación. Wladimiro tenía ese problema en la garganta que hablaba así despacito, entonces todos nos juntábamos como poyuelos alrededor de la gallina a ver la palabra, la palabra santa era, y Wladimiro decía “porque esas heladeras diseñadas para andar a cien kilómetros por hora”, porque estaba la época de la Siam redondeada, las heladeras diseñadas para andar a cien kilómetros por hora, es buenísima esa, ¿te acordás de las Siam todas redondeadas?… pero lo que a mí me marcó, que tiene que ver con lo que dice Sacriste [8]en su libro “Charlas para principiantes”, que yo se lo repito a mi hijo, se lo repito al dibujante, “tené siempre una libretita”, decía Sacriste, un lápiz, una cinta métrica, si estás en el colectivo y te sentís cómodo medí el asiento, esa es la medida que tenés que tener, en esa línea tenía pasillos y ahí daban a las piezas, era el Tigre, circulaciones abiertas de madera, entonces viene un pibe y le dice: “¿arquitecto qué ancho tiene que tener el pasillo?” y él le contesta “el ancho que tiene que tener es el que permita que dos personas se paren a conversar y una tercer señora pueda pasar con un carrito con el nene sin molestarlos, ese es el ancho de ese pasillo” eso es funcionalismo, no es dedicarse a los caños y olvidarse de la ventana…
JMV: Esa pregunta el año pasado me la hizo una alumna, qué ancho tiene que tener esta escalera, entonces le tenés que explicar cómo hay que pensar el ancho de una escalera, después se dio cuenta de que no hay ningún ancho…

CD: Más allá de las normas de habitabilidad, de ahí para allá, ojo… del municipio para acá no se puede pensar nada.

JMV: En eso coincidimos.

CD: Eso es lo que me marcó el viejo, las charlas con él, el pedido de que todo fuera construible.

JMV: Los proyectos se hacen con sustantivos, se pone dormitorio pero no se sabe qué carajo pasa en el dormitorio, el adjetivo y el verbo, lo que decía Wladimiro era el verbo, no pasillos sino lo que ocurre ahí y el adjetivo es la calidad ambiental.

CD: Yo te dije lo del globo porque, independientemente de la calidad, el globo ese, ese globo era señal de que yo era libre de proyectar ahí, porque todos los proyectos eran chatitos, todo era en blanco y negro y de repente un globo rojo y todos los ayudantes venían y veían ese globo rojo flotando en altura ¿qué es?, entonces no había problema en que uno se soltara en un ambiente en el cual me pedían además cómo lo construía. Y ya en cuarto año en un proyecto chico yo me introduje, gracias a él, buscando algo para hacer una cosa que era baja, me introduje con las técnicas del barro entre encofrados. Porque, claro, él signaba una línea social, construir posibles, construir para más gente, construir no barato, sino con ciertos marcos económicos para accesibilidad, esos conceptos te sirven para cuando hay una encuesta en la facultad y coincidimos con Elita, por ahí es por eso que estamos juntos todavía, la pregunta fue qué pensamos que íbamos a hacer recibidos y qué nos gustaría hacer, la mayoría de los compañeros querían tener un estudio y nosotros dos contestamos que queríamos tener un estudio, pero pensamos en que íbamos a terminar laburando en un organismo estatal, estoy hablando de esa época en que el Estado era fuerte, ahora es más difícil trabajar en un organismo del Estado, pero estoy hablando de los ’60 y monedas y nosotros contestamos y lo recordamos el otro día, que pensábamos que íbamos a terminar con un estudio individual, personal, liberal, como terminamos, en parte, pero que me gustaría trabajar en una estructura gubernamental de acción, pasó el tiempo y hace dieciocho años, cada vez hace más…, cuando nos convoca la época linda de la renovación peronista con Cafiero[9]. A la provincia, nos fuimos los dos cuatro años de las ocho de la mañana a las ocho de la tarde y la mitad de los sábados. Mis pibes que ahora tienen veintiuno y veinticuatro recuerdan que crecieron con una señora, todos los años decíamos de mudarnos a Villa Elisa, pero quién pensaba que íbamos a durar cuatro años, cada año decíamos el año que viene seguro nos rajan de una patada, algo va a pasar, los cargos técnicos políticos no duran tanto tiempo y duramos cuatro años y yo le digo a los arquitectos y a los estudiantes que cuando hay un marco programático interesante, cuando hay un marco social… ese Cafiero no es este Cafiero y por ahí no hacía lo que decía, pero nosotros usábamos lo que decía para la acción nuestra y no exactamente lo que hacía en otro lugar. Y bueno estuvimos en el Instituto de la Vivienda y en Ordenamiento Urbano que era mi área, tuvimos una acción que no lo vamos a olvidar nunca, yo te digo profesionalmente no solo políticamente, profesional y socialmente.

JMV: Yo me acuerdo porque estaba haciendo el libro sobre Buenos Aires, la autopista Buenos Aires-La Plata la hable con vos en esa época …y todos los incidentes que había en cada lugar…

CD: El otro día la tomé por primera vez para ver qué había pasado con la bajada en Villa Elisa, que no se hizo todavía, bueno la bajada en Villa Elisa… pero el tema no era la solución técnica, el tema que nos convocó y nos hizo bancar cuatro años era que Cafiero nos bajó la línea general y después la siguió el Pato, que era el secretario, la línea general que además nos veníamos preparando cuatro años en los equipos del CEPAR, era la participación de la gente, era el tema la participación de la gente, ese era el tema, no importa el detalle técnico, la bajada en Villa Elisa significó que yo fui a seis reuniones con la gente de Villa Elisa para discutir, hicimos cuatro encuentros, una vez por año, de Tierra y Vivienda en San Bernardo, era un espectáculo, era una ebullición, se mezclaban los funcionarios…

JMV: Ahora hay un equipo de gente en Moreno que está haciendo más o menos eso, un arquitecto que se llama Micielli, que está trabajando muy bien, va a estar en la exposición…

CD: Lo conozco, porque tiene que ver con Mariano West, compañero nuestro de esa época, que fue intendente… ahora esto era toda la provincia, yo creo que alguna de esas cosas que están pasando, es parte de esa época de participación que hacíamos, es parte de esa época…

JMV: Es importante que aparezca, porque en los últimos cuarenta años las obras del Estado… por ejemplo Álvarez, cuando presentó, hizo setenta mil metros cuadrados del Plan Carrillo de hospitales, Vautier hizo la Avenida General Paz.

CD: Este no es ese tipo de obras, este tipo de obras es en los barrios, un ejemplo de lo que es la participación fueron esos ejemplos. Otro ejemplo es, yo caigo en la dirección de ordenamiento urbano, yo no soy un urbanista, sólo a veces, a ratos, tengo sentido un poco de sentido común, como no soy un sectario, por lo menos trato de no serlo, la directora anterior que era una urbanista era radical, entonces a diferencia de lo que hicieron los que después me siguieron y eran peronistas y nunca me llamaron para preguntarme nada, a esta radical yo le dije “no me puede largar esto así en banda querida, yo la mando a buscar con un coche, pero yo la quiero acá durante un mes, dos veces por semana, ¿es posible?”, a la mina le brillaban los ojos, no lo podía creer eso, era una señora más vieja que yo, durante un mes vino dos veces por semana a contarme todo, una de las primeras cosas que hice al mes fue hacerles tirar diez escritorios y comprar diez mesas utho con paralela, que podían bajar hasta la altura de escritorio y explicarles que quería ver, porque por ahí entraban las subdivisiones de tierra, los barrios, los barrios cerrados, las normas urbanas, los planes reguladores de las ciudades… una de las primeras cosas que hice, muchachos… todo era expedientes, me parece bien el expediente hay que hacerlo, yo les cambio con la paralela y me lo estudian también, dibujen, ustedes proponen que la trama que les vi en el barrio tenga… hagan un dibujito y agréguenlo al expediente, no lo podían creer. Entonces después de pasar la mina yo les aviso, había cuatro o cinco secciones, tenía no más de sesenta personas ahí para trabajar y digo a ver ¿qué están haciendo?, una de las cosa que hacían eran planes, porque de la época de los milicos que no se actualizaban los planes reguladores urbanos de las capitales, Carlos Casares, Trenque Lauquen, Pringles, entonces estaban en ese trabajo, había cuatro equipos trabajando en eso, estaban dos años haciendo el plan de uno. Lo primero que tuve que discutir cuando me explicaban, lo primero que hacen es relevamiento de la zona entonces hay cuarenta grafismos para indicar ocupación plena, frente urbano, usos, qué sé yo. Lo primero que veo es que están todos trabajando en un espacio de obras públicas con gráficas distintas, o sea uno marcaba la ocupación con rayitas verdes, el otro marcaba la ocupación con puntitos amarillos, …muchachos no hablamos más… en un mes me pasan todo de vuelta en la misma y después me la explican; me la explicaron y me di cuenta, yo no era urbanista, me di cuenta de que hay veta bárbara… o sea, esto tiene que ver con la charla, con el pretensado, tiene que ver con postesado, tiene que ver con tus líneas de fuerza que te enseñaron a verlas, después traspolás y con eso resolvés un problema. Acá el eje del tema era la participación de la gente con eso podés hacer desde un encuentro, un conjunto de rock, o un barrio obrero, o un barrio, ese era el tema la participación; entonces esto no lo podemos hacer acá desde La Plata y además no tenía gente y no tenía presupuesto, entonces inventamos un sistema en el cual el plan urbano, agarrábamos Carlos Casares, primero poníamos a trabajar tres personas en eso, hacíamos un convenio con Carlos Casares, yo ponía parte, ponía el equipamiento…



[1] Jannello, César. Buenos Aires (1918-1985). Arquitecto, diseñador y docente. Introdujo en nuestro pais la semiología en la enseñanza de la arquitectura. J.F.Liernur, F.Aliata (ed.), Diccionario de la Arquitectura en Argentina, Buenos Aires, AGEA, 2004, Tomo 4.
[2] Bonet, Antonio. Barcelona (1913-1989) Arquitecto. Discípulo de José Luis Sert y Le Corbusier. Fue una de las figuras centrales de la Arquitectura moderna argentina. Formó parte del grupo Austral, junto con los arquitectos Jorge Ferrari Hardoy y Juan Kurchan. J.F.Liernur, F.Aliata (ed.), Diccionario de la Arquitectura en Argentina, Buenos Aires, AGEA, 2004, Tomo 1.
[4] Torroja, Eduardo. (1899-1961), ingeniero español, uno de los mejores especialistas del siglo XX en el cálculo y diseño de estructuras de hormigón armado.
[5] Calatrava, Santiago. Valls’ (1951)  arquitecto e ingeniero español. uno de los arquitectos especializados en grandes estructuras . Ha recibido numerosos premios y reconocimientos por su trabajo.
[6] Nervi, Pier Luigi (1891-1979) Arquitecto e ingeniero italiano, cuyas innovaciones técnicas, sobre todo en la construcción con hormigón armado, hicieron posible la solución elegante y expresiva de complejos problemas estructurales.
[7] Acosta, Wladimiro. (1900-1967). Nacido en Odessa, Rusia, arquitecto e ingeniero que estudia y trabaja en Italia y Alemania en plena época de formación del movimiento moderno.. Radicado en Argentina desde 1928, publica el revolucionario libro Vivienda y Ciudad en 1937, y realiza obras consideradas como pioneras de la modernidad. Desde 1957, durante diez años dirige un Taller Vertical en la Facultad de Arquitectura. UBA, dejando una valiosa impronta  en la historia de la enseñanza de la arquitectura. Con la colaboración de sus discípulos Rubén Movia y Arnoldo Gaite, la Dra. Telma Reca, su esposa, publica el libro póstumo “Vivienda y Clima”, Nueva Visión, 1976. En 1987 se crea, en la Facultad donde enseñó, la Cátedra Libre que lleva su nombre.
[8] Sacriste, Eduardo. Buenos Aires. (1905-1999). Arquitecto y docente. Ha realizado numerosas  obras, fundamentalmente en la provincia de Tucumán, utilizando generalmente materiales tradicionales y regionales. Ha escrito numerosos libros, entre los que destacan Usonia, Huellas de edificios y Charlas a principiantes. En 1976 fue designado miembro de número de la Academia Nacional de Bellas Artes. En 1984, obtuvo el gran premio del Fondo Nacional de las Artes.
[9] Cafiero, Antonio Francisco, Buenos Aires. 1922 Cursó sus estudios en la Universidad Nacional de Buenos Aires, Contador Público Nacional y Doctor en Ciencias Económicas.. Gobernador de la Provincia de Buenos Aires.


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