David López Mastrangelo


                                                                                                                                            
Conversación con Juan Molina y Vedia
Realizada el 21 de octubre de 2009






Juan Molina y Vedia (JMV): Te cuento que estamos llegando al final de las entrevistas, ya entrevisté a varios compañeros de estudios. No sé si sabés que hay otros diez docentes, como Busnelli, cada uno de los cuales invita a tres o cuatro alumnos o arquitectos, para hablar de la relación docente-alumno, especialmente en el inicio de la carrera. Pero esto no es cerrado, podés hablar libremente de los asuntos que te interesen. Esta exposición cierra un ciclo que empezó hace nueve años.

David López (DLM): Sí, lo estuve viendo en la página.

JMV: ¿Viste cómo era? En ese momento hicimos una exposición “Por sus obras los conoceréis”, hay un folleto, ya te lo doy. Creo que del lado de atrás hay un enunciado de los objetivos, el por qué…   

DLM: …de por qué lo hacen.
  
JMV: Éstos son los arquitectos que participaron. En general hemos hecho invitaciones muy abiertas y trabajamos con los que pudieron responder. Algunos no contestaron, algunos tenían mucho tiempo, otros no lo tenían. La idea es que se sigan agregando. Tus compañeros que no fueron invitados ahora, no creas que lo dejamos afuera por algo, ya eso es normal. Nuestro servicio de información no es la BBC, invitamos a todos y algunos se enteran, otros no.

DLM: Claro.

JMV: Aunque es enorme, la cantidad de entrevistas ya llega a las ciento diez.

DLM: Está bueno. Está buenísimo.

JMV: Como ahora tenemos la digitalización, el archivo no ocupa mucho espacio.

DLM: Claro. Entrás en la página y podés verlos

JMV: Ahora las obras completas de Freud caben en un disco así chiquito; Freud, que escribió durante cincuenta años. En ese sentido, estamos dando el puntapié inicial. La facultad necesita reconocerse a sí misma y no a partir de ninguna teoría, sino mostrando los resultados, es decir, las obras que han hecho quienes estuvieron acá durante cincuenta años. Buena, mala, más o menos, de todo tipo. La idea es que la gente que entre tenga alguna referencia más lejana, que los docentes nos ocupemos de nuestro país. Como hay tanta información mundial, me parece que no es exagerado fijarnos un poco en lo que se ha hecho acá. Enseñarle a la gente a partir de todo lo que ocurre en el mundo, pero también de lo que ocurre acá. A ustedes les pedimos que en la exposición, en  paneles de 70 cm por 1 m, desarrollen el tema docente-alumno, la relación, y cómo se concretó en su vida acá, cómo lo vivieron.

DLM: Me acuerdo cuando entré, había hecho el CBC de un año, después entré en el 2003. Al comenzar es todo un mundo desconocido; tampoco tenía referencia de lo que era la carrera, sólo entré convencido de que quería estudiar Arquitectura. En mi familia no hay ningún arquitecto, entonces al principio a uno le gusta dibujar mucho, está muy convencido de lo que quiere y después, cuando va terminando la carrera, todas las ilusiones se van diluyendo. (risas)

JMV: (Risas)

DLM: ¿No? Sí, son ilusiones porque uno entra pensando que se va a recibir, y llega a la carrera como todo cerrado y todo armado, pero después ya al final es todo un gran abismo que se abre.

JMV: Como la vivís.


DLM: Claro, ahora estoy viviendo eso, es casi un camino propio que uno tiene que ir armando: como si empezara otra carrera al salir de la Facultad. En el 2003, cuando terminé el CBC, empecé en la cátedra de Jaime Grinberg.

JMV: Hubo de los que entrevisté que…


DLM: ¡Ah! Martín. Nicolini

JMV: sí. Nicolini


DLM: Hace poco terminé de cursar ahí mismo Proyecto Arquitectónico, pero guardo un sentimiento de mucho cariño hacia la Cátedra. Siempre cursé en ella, me fui quedando porque siempre se estableció una relación docente- alumno  de amistad, bastante cordial y amena. Me sentí muy cómodo, aunque podríamos decir una comodidad bastante intelectual. Se podía hablar y expresar libremente y se dejaba hacer  a cada uno lo que proponía sin imponer ciertos parámetros, como un estilo de cátedra. En cuanto a la relación docente-alumno, siempre tengo presente a Roberto, también a Jaime. Siempre pensé en Roberto como un profesor estricto, un arquitecto que sabía mucho. Recuerdo en mi primer año trabajar mucho, estar muy metido casi como sin saber lo que uno quiere, pero estar muy concentrado en la carrera. Después de las primeras materias y ya a mitad de la carrera el campo se va abriendo, se hace mucho más amplio, se empiezan a definir ciertas cosas. En segundo año conocí Carlos Campos, un profesor muy especial.

JMV: Fui jurado en un concurso docente en el que él participó.

DLM: Carlos es como un amigo. Siempre me abrió otra faceta de la carrera. Parafraseándolo, hay ciertos docentes que te van guiando, poéticamente, hacia un camino donde hay luz, donde hay una solución, con un camino marcado y hay otros que te van guiando hacia un lugar bastante oscuro, no quiero decir malo, sino hacia un lugar desconocido, donde uno mismo se tiene que ir haciendo el propio camino, y ahí va descubriendo cosas.

JMV: ¿Cuál de los dos caminos representaba él?


DLM: El camino oscuro hacia lo desconocido; se lo agradezco mucho porque fue bastante pertinente. (risas)

JMV: Es un duelo interesante.


DLM: Esa cualidad.

JMV: …de posibilidades ¿no? Sí, yo lo recuerdo así, hay algunos que tienen una manera de producir cosas que pareciera no haber visto alternativas, no haber mirado y otros tienen un campo más difuso, con un futuro más rico, porque si uno no tiene nada que preguntarse, está perdido.


DLM: Sí, ¿no? (risas). Es verdad. Quizá también tiene que ver el modo de ser.

JMV: ¡Ah, sí! Los caracteres, la formación y  el trazado de cada uno…


DLM: Quizá lo que hacen muchos docentes es marcar un rumbo desde lo que ellos conocen. Sin ninguna maldad determinan lo que para ellos es “lo correcto”, “lo necesario”, mientras otros no marcan nada, sino que ofrecen lo que podría ser y a partir de ahí dejan la posibilidad de que uno pueda elegir, de ser uno mismo, seguir un camino propio.

JMV: Interesante.


DLM: Igualmente, como vos decías, hay personas que pueden ver eso como bastante positivo. Venía pensando que en la facultad siempre se enseña a tener un sentido crítico, desde el comienzo, en todo lo que hacés, por qué lo hacés… Creo que hoy en día necesitamos personas que critiquen el modelo, por qué esto se hace así. Uno entra en la facultad, casi sin saber por qué y está bastante convencido de lo que hace, como siguiendo un instinto. Quizá no te cuestionás por qué esto es así, por qué enseñan de esta manera, por qué te enseñan a proyectar “por estos rumbos”, son necesarias personas que vayan criticando los modelos que son parte de la tradición de la Facultad. Hay tantas cátedras que son de una manera, y hay otras que…

JMV: Claro.


DLM: Lo que rescato de Carlos es que siempre, con su espíritu emprendedor y positivo, marcó otra alternativa pedagógica y de estudio.

JMV: Vos estás hablando de Busnelli, de Campos, etc. Si tuvieras que describir el panorama de los personajes que forman parte de sus discursos y de todo los demás ¿Cuáles eran los personajes? Quiero decir, los escritos que leían, las revistas que miraban, las obras que se estudiaban con más énfasis, los autores de esas obras, las corrientes que pululaban por todas las revistas y también por Internet ¿no? Acá se formaron 40.000 arquitectos desde 1900 hasta ahora, vos sos uno de ellos. Y todos, en sus paneles y en sus trabajos, hacen aparecer lo que les pasa personalmente, cuentan su experiencia. Ahí sin quererlo aparecen los grupos, los amigos con que se formaron, los primeros concursos o trabajos profesionales. A su vez esas personas tienen, en sus estudios y en su pasado, metidos a otros arquitectos con los que han trabajado. Así van formando una especie de trama. Para vos ¿cuales son?


DLM: Siempre me acuerdo que Eduardo proponía las revistas, traídas de España. 

JMV: La “Croquis”.


DLM: La “Croquis”…

JMV: Ha dominado los últimos años, en otros momentos hubo otras.


DLM: Igualmente me refiero a estas corrientes jóvenes de arquitectos, de pequeños grupos que se van armando en los concursos. Siempre me acuerdo que nos incentivó a ver los detalles, cómo estaban construidos; rescato que siempre tiene ese amor por los detalles, la parte constructiva de la profesión. Carlos siempre incentivaba la lectura paralela a lo que es la arquitectura, pero siempre desde un campo reflexivo. Se conecta de otras maneras con la disciplina. Desde Roland Barthes hasta Pierre Bourdieu, esas eran las lecturas que hacíamos.

JMV: Filosóficas.


DLM: Podemos decir que son lecturas bastantes accesibles para un estudiante universitario de arquitectura.

JMV: Sí.


DLM: De Carlos siempre recuerdo algo así como un conocimiento enciclopédico de todos los libros, la biblioteca que tiene. Siempre recuerdo eso, seguimos en contacto. Hablar con él es muy ameno, tanto de una exposición de arte como de un  libro o de música. También con Roberto, siempre hablo de ellos dos, porque son quizá las dos columnas de mi formación en la Facultad, la idea profesional de lo que es ser arquitecto, del arquitecto que construye, que debate, que piensa, que es reflexivo.

JMV: Claro. Acá, en el conjunto de arquitectos de los años ‘60 aparece un énfasis sobre aquellos que han construido. Eso parcial, porque hay otros que no han construido y también han sido interesantes. Pero me pareció hace nueve años que era necesario empezar por los que construían y, más adelante, se podía descubrir pensamientos o líneas de personas que no ha construido, pero que sí han construido teorías. Pero están como dejados para después. Por otro lado, nuestra facultad, al compararla con aquellas de otros lugares del mundo, tiene esa particularidad poco común, que los arquitectos que han construido bastante, no están lejos. Ya sea porque están acá como Jujo Solsona, Tito Varas o Baudizzone, como porque acá se los reconoce, por ejemplo a Mario Roberto Álvarez o Testa, que no están pero estuvieron. Los que construían están presentes en la Facultad, y los que tienen un peso muy importante. Si vas a una Facultad en otro país, encontrás que el mundo académico es una cosa y el profesional es otra completamente distinta; no se comunican unos con otros. Hasta pueden ser adversos, formar una especie de fractura que no le hace bien a ninguno de los dos, ni a los teóricos ni a los que construyen.


DLM: Es verdad. Quizás sea esta mirada de la realidad más tangible, de lo constructivo, de lo que se hace, lo que surge desde la Facultad, con los arquitectos que construyen. Pero es verdad que acá se da esta amalgama entre el arquitecto que construye y también construye su propia teoría. En otras facultades algunos están abocados en la carrera educativa y pedagógica, desde el conocimiento teórico dentro de la institución.

JMV: En ese sentido soy bastante objetivo, o quiero serlo. Busco armar un archivo con las diferentes posturas, que la diversidad de la facultad entre y no influya mucho. A pesar de eso, voy viendo con el tiempo que no he podido dejar de marcar un punto que para mí es fundamental: la relación entre la teoría y la práctica, y la desconfianza en la fractura, cuando uno es solamente un teórico o solamente un práctico. Eso se deslizó y está en todo. (risas)


DLM: (Risas)

JMV: Pero veo que muchos lo comparten, desde diferentes puntos de vista, de miradas diferentes y desde actividades distintas. Los doctorados y los posgrados son otro tema a discutir más adelante. Puede haber una especialización, por ejemplo, hay una que se llama “Arquitectura de la Salud”, otra se llama “Arquitectura Escolar” o “Educativa”. La idea que no se estudia es especializarse en Arquitectura, no en la arquitectura “de la Salud” o la “Educacional”. A veces parece que no se puede progresar en la Arquitectura si no te hacés el experto en un campo. Por accidente, en la vida uno termina haciendo eso. Uno no sabe cuáles son los edificios que le van a tocar; algunos hacen uno, hacen otro y, de repente, descubren que han hecho varios. Pero esto no se puede saber cuando estás estudiando y decidir que tu desarrollo va a ser tal o cual fragmento. Esa discusión la mantenía hace veinte años Jorge Erbín en el lugar que tenia Glusberg, el CAyC (Centro de Arte y Comunicación); llegaba  Viñoly de Estados Unidos, y había mesas redondas. En una discusión de Arquitectura para la Salud, Erbin defendía la idea de que debía ser “buena arquitectura”, y que el tema práctico de saber cómo uno se cruza en la circulación con otro, etc. no era el centro de lo que nos teníamos que ocupar. Entonces hablaba del Panteón de Roma y decía que la función fue una, después fue otra, después fue otra, pero es algo que atraviesa las épocas, como el Taj Mahal o La Alhambra. Ese tipo de discusión fue bastante útil en la época en que salía la revista “Trama”. Después te voy a dar unos ejemplares, no creo que la conozcas ¿no?


DLM: No (risas)

JMV: Es una revista que salió hace unos veinte años, ahí estaba la generación de Frangella, de Mederico Faivre, también Sánchez Gómez. Ahí está una generación entera y sus discusiones. Muchos de los que entrevisté no conocían eso y les pregunté si sabían desde cuándo hay “Talleres Verticales”. Tampoco lo sabían, creían que siempre habían estado o que nunca habían existido. (Risas)


DLM: (Risas)

JMV: Ahora me ha surgido la obligación de contar algunas cosas sobre las cuales charlé en las conversaciones. Las voy a poner en orden y las voy a contar, porque no sabía que no estaban enterados que del ’50 al ’56, cuando yo cursé, el taller vertical no existía. Había un profesor en primero, otro en segundo, otro en tercero y durante todo ese tiempo uno no tenía ni idea de dónde estaban los demás.


DLM: (Risas) Claro.

JMV: Lo curioso es que eso me ocurrió, del ’50 al ’56, así también en los años anteriores estaba separado; y que fue una movida que empezamos los alumnos para conseguir el “Taller Vertical”. También va a haber que contarla porque fue una huelga que duró nueve meses, en el ’56.


DLM: Ah, no sabía.

JMV: Nadie sabe, hay que contarla. Puedo invitar a gente que estuvo en esa época, para no tener una visión, hay mucha gente que todavía puede contarla. Manolo Borthagaray era ayudante de primer año, porque eran los ayudantes jóvenes que todo el mundo buscaba, se querían inscribir con él. Pero la Arquitectura Moderna, empieza a formar parte de la Facultad desde el año… -oficialmente, así, que entra de lleno- desde el año ’56.


DLM: Claro, antes llegaba todo por revistas.

JMV: Había llegado  Le Corbusier en el año ’29 a dar unas charlas, no invitado por Arquitectura, invitado por Amigos del Arte, por otra cosa, claro ¿no? Entonces, durante el ’30, cuando lo entrevisto a Álvarez, me cuenta que era una alumno que se peleaba con la Facultad  en la que estaba, porque o Ferrari Hardoy, o  Kurchan, o Sacriste, los que lo habían escuchado, tenia alguna referencia…


DLM: Una formación totalmente académica

JMV: Y estaba Amancio Williams, que también era moderno, Llegaban las noticias, estaba Tomás Maldonado, Baliero que empezaba, todos ellos. Pero no formaba parte del programa de la Facultad. El profesor de Neoclásico, René Karman era un francés, que llega en el año ‘13 y está hasta el año ’43.


DLM: ¡Ah! Un montón de tiempo…

JMV: Si, si. Había ganado un segundo premio, el Premio de Roma, que era una cosa que habían… en París; entonces, no consiguieron un primer Premio de Roma, sino un segundo (risas)


DLM: (Risas)

JMV: Vino con otro francés que se llamaba Villeminot, y bueno, enseñaron…


DLM: Enseñaban Composición Arquitectónica.

JMV: Enseñaban Composición Arquitectónica I, II, III, IV y V… Introducción a la Arquitectura era la primera. Bueno, todo eso vale la pena, bueno, lo vamos a venir contando, estamos armando en el Archivo notas sobre la década del ’30, ’40 y el ’50, donde va a aparecer todo eso. Esos Talleres Verticales, es rarísimo que no hayamos escrito algo sobre eso -yo me condeno  ,porque no puede ser- porque no sólo creamos los talleres, sino que fuimos a buscar profesores que queríamos nosotros.


DLM: (Risas)

JMV: Y ¿sabés a quién buscamos? A Vladimiro Acosta y a Clorindo Testa. Si, entonces en el año ’56, a mí me faltaba Composición, la última, la hice con Testa; y Wladimiro Acosta hizo un taller en donde entró Sánchez Gómez, Katzenstein, y bueno, ese sistema de talleres, estaba unido a una materia nueva que se llamaba “Visión”, que planteaba que  la forma había que estudiarla como comunicación.


DLM: ¿Y qué era?

JMV: Visión era el estudio de lo que después derivó en Morfología, Semiótica, en los estudios lingüísticos, del emisor y el receptor, y la decodificación, porque esto lo desarrolla Janello, que es una cátedra en la  que está Gandelsonas, que se va a Estados Unidos en los ‘60s. Janello se murió un poco después … en el ochentipico, después del “Proceso” volvimos, él había estado y no pudo terminar. Pero ese es un tema que trata muchísimo Tomás Maldonado en su vida, es el tema de si la Arquitectura es un texto y qué tipo de texto es. Escribió un libro que se llama “La Arquitectura es un texto” .Es una conferencia en la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, que habla del movimiento deconstructivista y el posmodernismo, en el año ochentipico cuenta eso. Estas cosas ahora las estoy planteando en el Taller de a poco, pero yo no sabía que habían sido tapadas tanto ¿no?


DLM: Pero en esa época la Facultad tenía así una formación tan técnica, en lo que es la arquitectura…

JMV: Mirá, estaba –te cuento- un taller era el taller de Borthagaray, estaba Solsona, estaba Viñoly de alumno en el segundo año, Mario Soto, algunos equipos; en otro taller estaba Baliero, Carmen Córdova, con Odilia Suárez; en otro estaba Aizenberg, que era un arquitecto, que tiene un hermano pintor, que es muy conocido, Roberto Aizenberg. Yo estuve con Nardy Aizenberg en su taller. Todo ese movimiento de esos talleres dura diez años, hasta  el ’66; vos sabés que entra la Policía en la Facultad, no sólo en Ingeniería, que es lo que se conoce más, que les pegan a los profesores con cachiporras. En Arquitectura, había una asamblea, y entra una operación comando de tipos con cachiporras, con ametralladoras, y salimos huyendo a las 10 de la noche, el Decano era Pando, a quien le pegan, rueda por el suelo, bueno, una cosa…terrible


DLM: Ah, yo no sabía…

JMV: Bueno, … La historia hace falta contarla, porque acá están las fotos de todos los desaparecidos pero falta mucho para que… se den cuenta qué es lo que ocurrió. Bueno, hasta  ahora, a estas charlas yo las   llamaba “entrevistas”, ahora las  llamo “conversaciones”.


DLM: (Risas)

JMV: Me acusaron de que hablo demasiado -lo cual es cierto- pero trato de favorecer al que está hablando conmigo, para que entre a conversar, , dejo que exprese lo que es, … si quiere hablar mucho, habla mucho; y cada cual tiene su estilo. Inclusive, Testa, tuvo el taller dos años, en el año que estuve yo y otro más, y se dio cuenta que su cosa no era esa, era otra.


DLM: Claro.

JMV: Yo seguí aprendiendo de él pero de otra manera, no como alumno.


DLM: Quería rescatar lo que dijiste –ahora no me acuerdo muy bien- pero, quería decir que… vos dijiste que en la Facultad como que siempre… ¡ah! Eso como que uno siempre está encaminado hacia…

JMV: Especializarse es un tema… hay que especializarse en arquitectura ¿viste? que es…


DLM: Yo supongo, por lo que es nuestra carrera, acá en la Facultad, es como que tiene una formación muy técnica, … viste que tenés Construcciones, Instalaciones, Estructuras, es necesario, pero uno a veces como que se olvida de lo qué es la arquitectura, es necesario mirar más allá de lo que vemos en la Facultad, es eso. Como…  por qué se hace esto, , qué es arquitectura, qué es lo contemporáneo, por qué se está haciendo esto; como que quizás, a veces, el sentido crítico en la Facultad escasea, es difícil encontrarlo. Es muy necesario, porque cuando salís al mundo, decís: “¿por qué se está haciendo esto?”, ¿por una corriente, porqué es lo que se hace? En realidad, ¿cuál es el germen?

JMV: Si, eso es una deficiencia notoria, y tiene que ver con que la historia argentina actual, es decir, las diputas del campo, los peronistas, los diversos peronismos, el catolicismo, los ex comunistas, los marxistas, forman un campo de fuerzas que… Acá pasa algo parecido a lo que pasaba en el secundario de mi época, en el ’40, que en Historia Argentina, llegábamos hasta el 22 de mayo, hasta el Cabildo Abierto, pero como el tema de Rosas era conflictivo, porque nadie estaba de acuerdo, directamente no lo estudiábamos, por ahí en noviembre, a fin de año llegaba esa bolilla, y la Revolución del ’90 y Alem, nadie tenía idea de la historia. Y creo que seguimos teniendo miedo, miedo de conocer historia argentina actual, porque  en un ámbito como éste, vos tenés que conocerla y admitir que va a haber diferentes miradas, y si las miradas no pueden conversar, sino que se tiran sillas por la cabeza, entonces vos decís “no, entonces no hablemos de eso”, pero después te queda el… bueno, como no hablaste, después no entendés lo que pasa. 


DLM: Si, es verdad., Por eso, hay que mirar un poco más allá de lo que pasa en la Facultad, de lo que concierne a todo el campo… hasta dónde llega la Arquitectura. Tiene que ver con mirar más allá y ese mirar más allá, tiene que ver con mirarse a uno mismo. En eso que decís, que quizás no se habla, o no se dice, porque mirarse a uno mismo, mirar la propia Facultad, da un poco de temor ... autoanalizarse ...

JMV: Claro, es que ahora pasan las cosas a nivel mundial, muy globalizado. Está Dubai (risas)


DLM: (Risas)

JMV: Y Dubai es un extremo, pero frente al Tiro Federal acá cerca, hay un edificio que podría ser de Dubai, es una versión modesta, provinciana ¿viste? mínima, pero que denota, eso.

JMV: Los super-estudios ¿viste?, que trabajan con una cantidad de dólares infinita; y los que estamos acá, que cuentan con varios ceros menos para hacer todo lo que tienen que hacer.


DLM: Si, es verdad ¿no? No, por eso que decíamos de… ehm… me perdí ya (risas)

JMV: Es interesante, que vos contás, y casi todos, encuentran en la Facultad un ámbito receptivo, de libertad, de creación –porque cada uno viene con su “objeto acompañante”, cada uno llega con su “objeto acompañante”- y vos ves, que todos vienen y se van, pero tiene algo, que es material. En cambio, los de Ciencias Sociales y los demás, están con los libros, no tienen un taller donde... salvo los que se meten en una cooperativa y trabajan, y hacen intentos de materializar algo.


DLM: Si, el taller es algo muy interesante por cómo que plantea , cómo se discute

JMV: Y eso lo cuentan con felicidad casi todos.


DLM: Claro, si.

JMV: Pero claro, el interrogante, de lo que se habla menos, pero se habla ¿no?  Es de la relación con el mundo actual.


DLM: Claro.

JMV: Con el rating de Tinelli (risas)


DLM: (Risas)

JMV: Donde se mete uno. Hay algunos de ustedes que han hablado, y además hay otros, que notan que acá se promueve un tipo de manera de vivir y de arquitectura, que no es generalmente aceptado por la gente, por sus padres o por el lugar donde viven. Es decir que estamos como proponiendo ciertas maneras de hacer espacios y vivir y de todo lo demás, que es una parte de la cosa.


DLM: Si, es verdad. Pero volviendo al tema de lo que es el taller y de lo que es la Facultad, es muy interesante la idea de taller, algo muy abierto en el que se discute de todo y todo es posible; pero todavía sigue faltando mucho más de esta actitud –como decíamos- reflexiva de la arquitectura, porque sino después uno cae en… quizás en decir: “pero ¿por qué hicieron, no sé, “Chateau Libertador”? o ¿por qué hicieron, no sé, un montón de edificios?” ¿No?, pero también pensar ¿por qué no? Quizás uno discute porque le parecen anti-facultad esos edificios.

JMV: Hay que volver a pensar. Los pibes de La Plata, por ejemplo –yo tengo un taller allá- dicen: “nosotros entramos acá sin saber nada, y la casa de Le Corbusier no nos gusta nada, y después, a los seis años, nos convencemos de que es extraordinaria” (Risas)


DLM: (Risas) Si.

JMV: Cuentan esa especie de mutación ¿viste?, de metamorfosis.


DLM: Si, como una transformación, un cambio de forma, digamos.

JMV: Ponerlo en duda no está mal, nunca esta de más dudar. Mirá, acá un libro (cita): “una sociedad utópica menos perfecta y más libre”, hay una cita de Gurdieff, hecha por Huxley, para “Brave New World”, “El Mundo Nuevo”, y habla de lo que no es perfecto, habla contra la perfección. Bueno, nosotros en el oficio tenemos un momento de perfección, porque sino la obra no se puede hacer -si vos tenés una cosa que mide un cm. más o menos, no es lo mismo- y si es de acero o es de madera, de qué lo hiciste; es decir, que acá nos exigen esa actitud científica y vuelo artístico… Cómo hacer para que esas dos cosas funcionen entre sí, es el secreto, yo creo ¿no te parece?


DLM: Si, es verdad.

JMV: Hay dos cosas ahí.


DLM: Si, quizás como lo más rígido que se exige, esa rigidez ideológica de pensar :“se tiene que hacer esto y es lo que es necesario, y se tiene que vivir así” y como que quizás a veces tiene que ser más libre, de poder… “bueno, esto es así, ahora, después quizás no”. Lo que veo, es que lo que es rígido, es un discurso que algunos se imponen en mantener.

JMV: Si, también, defendiendo a los arquitectos que toman un camino y dejan otros, es que  da tanto trabajo hacer arquitectura, que tenés que tener cierta rigidez. A los arquitectos yo les noto, una característica  que parece un error, pero no lo es: son obsecados, quieren una cosa de una manera obsecada.


DLM: Si, si.

JMV: Pero noto que otros que no son obsecados, no pueden producir, quedan como flotando… Es decir, entre decidir algo y dejarlo abierto, hay un juego difícil, y ahí juegan las modas, que no sé que pensás vos de las modas, de cómo han funcionado en estos años, cómo la ves ahora ¿no?


DLM: Si, el otro día estaba hablando, casualmente, con un amigo, … y también tiene que ver con lo que dije recién de… qué es lo contemporáneo, porque decíamos “es contemporáneo” pero también tiene que ver quizás con la moda. Pero ¿qué es la moda? Y nada, lo que está de moda, lo que se está haciendo, y quizás lo que está de moda es eso que no se cuestiona, quizás lo que está circulando, eso es “lo de moda”. Es difícil pensar esto. En la Facultad uno a veces se deja llevar por lo que son estas corrientes que llegan por las revistas, uno se deja seducir por estas formas extrañas, pero a mí siempre me llevó  a investigar, a experimentar, el paso por la Facultad permite  tener esa oportunidad, preguntarse porque algo es así, cómo hacerlo.. No quedarse con las formas de manera  superficial  o lo que aparenta ser, sino ver que  hay algo más profundo que tiene que ver con el pensamiento del arquitecto, que trasciende lo que es la Arquitectura. Si ves los trabajos  que hacen, estos estudios gigantes, estos “arquitectos-estrella”, lo que van escribiendo, lo que van diciendo en la arquitectura, el campo es mucho más amplio de lo que es una mera forma o lo que es un estudio morfológico.

JMV: Si, si.


DLM: La arquitectura trasciende lo que es el edificio, el edificio diseñado, hoy en dia la arquitectura está mucho más abierta, influyen otras cuestiones me parece, tanto urbanas, ecológicas, sociológicas. Quizás, no sé, no estoy de acuerdo con eso del edificio… capaz que tiene que ver con una tradición quizás moderna ¿no? lo de pensar el edificio como algo diseñado, todo perfecto…

JMV: Bueno, en realidad, ahora estoy por hacer una charlas en el taller sobre las vanguardias el Neoplasticismo, el Constructivismo ruso, para estudiar después el Deconstructivismo, donde está Zaha Hadid; hay una clase de estas dos que se dedica a descubrir que “Mies es más”, que el Mies que la gente copia y conoce, ha hecho una cantidad de períodos anteriores para llegar a eso, que convendría que se conocieran, y que claro, respecto a lo que estaba de moda en ese momento, todo lo que hacían ellos, la Bauhaus, y todos estos que se peleaban con él, era una cosa que no estaba de moda, estaban creando una cosa que luego, inmediatamente se trasformó en una moda “la moda Bauhaus”, la moda como la quieras llamar. Es decir que hay gente que consume la moda y hay otros que la producen, en la historia.


DLM: (Risas)

JMV: Y el que la produce puede ser que pase unos periodos de gran aislamiento, porque lo que está haciendo nadie lo quiere hacer.


DLM: Si, es verdad.

JMV: Es decir que…y ese es otro tema  que me interesa, y te lo planteo, que es la diferencia entre cocinar y pedir por delivery, las comidas o las ideas, se llama un artículo que escribí “Cocina o Delivery”: el delivery de ideas es la computadora.


DLM: Si, busco por Internet a ver qué es.

JMV: Bueno, es interesante la manera en que estás planteando todo. Hay un mosaico, hay tipos que ven más allá que otros; y hay algunos que van más al grano, en seguida forman un estudio; uno que entrevisté tiene las pautas, todas las normas de no sé qué, , y que bueno, está haciendo eso, … otro estudio Robinshon y Caram, en el momento en que los entrevisté habían hecho cosas que les parecían que estaban bien y estaban cansados, porque se sentían repitiendo…


DLM: Que se estaban repitiendo.

JMV: Si, si. Hay un momento en que ellos me dijeron eso. Y bueno, y si vos hablas de los músicos y de los compositores, etc. Hay tipos que se renuevan, tipos que… el mercado los obliga a repetirse, porque los clientes, si uno grabó un disco que tuvo éxito…


DLM: Si, es verdad, a veces uno tiende a…

JMV: Lo llaman para que haga de nuevo eso.


DLM: Si, igual, tampoco está mal. Es como explotar…

JMV: Es un juego que tiene todas las variantes. La otra cosa es que la diversidad es muy nombrada, pero poca gente la admite verdaderamente ¿no? decís bueno, “somos diversos”, y esta Facultad tiene miles de alumnos que vienen de lugares distintos, unos son hijos de inmigrantes, otros son de familias que siempre estuvieron acá, tienen pasados completamente distintos…


DLM: Si, eso si, influye totalmente en cómo después encarás tu trabajo

JMV: Eso lo tenés que mostrar en los paneles, mostrar toda tu situación, ya nombraste bastantes cosas como para poder armarlo.


DLM: Si, si.

JMV: Y tendría que estar en noviembre, para el 10,  más o menos.


DLM: Ah, buenísimo, está bien.


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